lunes, 18 de agosto de 2014

La FMC en el latir cotidiano de la vida nacional



Rosa María González López
   La  trascendencia de la fundación de la Federación de Mujeres Cubanas  (FMC), el 23 de agosto de 1960, lejos de disminuir se ha acrecentado a lo largo de estos 54 años de intenso accionar por una noble causa.
   Nacida bajo la dirección de la ejemplar combatiente revolucionaria Vilma Espín,  en un acto celebrado en el capitalino teatro de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), fue desde los inicios una institución cuyo objetivo inmediato y futuro era hacer no solo viable, sino también posible, la integración de las féminas a la vida social del país. Y así ha sido, en las buenas y en las circunstancias más difíciles y complejas.
   Las cubanas recuerdan agradecidas el liderazgo de Vilma, quien dedicó desde aquel día fundacional su vida a la obra renovadora de la FMC, e imprimiera fuerza, principios, laboreo incansable, fidelidad, alegría y ternura a un movimiento que se hizo sentir en todo la nación, desde la familia hasta las instituciones sociales y gubernamentales.
   Con el inédito cambio que a partir de enero de 1959 comenzó a vivirse en Cuba, tras el triunfo de las fuerzas rebeldes, se generó un nuevo programa político y económico, y la Revolución en el poder requirió profundas transformaciones sociales que, para llevarse a cabo, demandaron la presencia activa y eficaz de las mujeres.
    Tamaño empeño no amilanó a las cubanas –con personalidades de recia estirpe e historia- que hasta esos momentos se relacionaban en varias organizaciones, entre ellas la Brigada Femenina Revolucionaria, la Hermandad de Madres o la Columna Agraria.
   Decidieron entonces alinearse en una agrupación que les permitiera emprender el camino de los cambios e incluso de una vida nueva y luminosa y ocupar el espacio que por derecho debía ser suyo.
    No todo ha sido coser y cantar y muchas veces forjaron su camino frente a los vientos y mareas del conservadurismo y los prejuicios sociales, que incluso hoy no han sido totalmente batidos. También, en medio de severas limitaciones económicas recrudecidas en diversas etapas, agravadas por el bloqueo económico norteamericano.
   Pero hay que volver a la historia en un día tan cercano a su nuevo cumpleaños.  Durante su ceremonia de constitución, el Comandante en Jefe Fidel Castro se dirigió a la multitud femenina que colmaba el recinto con  meridianas palabras: “La mujer está realizando una tarea activa y la mujer organizada puede contribuir grandemente a hacer desaparecer los últimos vestigios de la discriminación”.
   En aquella histórica intervención,  Fidel explicó a quienes allí se encontraban reunidas la apremiante necesidad de contar con instalaciones de nuevo tipo para la atención de los hijos de las madres que, a partir de las oportunidades que la Revolución les comenzaría a ofrecer, se incorporarían al trabajo o a los programas de desarrollo que para ellas se organizarían.
   Y en efecto, una de las labores a las cuales se vincularon las federadas cubanas desde los inicios fue la creación de los círculos infantiles. El 10 de abril de 1961, pocos días antes de producirse la agresión mercenaria por Playa Girón, ya se habían inaugurado, en zonas urbanas pobladas por personas de bajo recursos, las tres primeras instituciones de este tipo en el territorio nacional.
   Impregnada de una faena llena de entusiasmo, la FMC había logrado juntar más de medio millón de pesos, los cuales fueron empleados para construir tan indispensable obra. La organización femenina cubana reconoció la necesidad que las mujeres tenían de incorporarse al trabajo y a la Revolución, y asumieron la creación de los círculos infantiles como su principal tarea asociativa.
    En la cruzada contra el analfabetismo, una noble acción que el enemigo imperialista trató de abortar de mil maneras, también la FMC desempañó un papel relevante.   En una de sus plenarias, su presidenta, Vilma Espín, informaba que en la Campaña Nacional de Alfabetización habían participado activamente 87 mil federadas.
   La salud devino a su vez otro de los espacios donde la mujer, en los primeros años de creada la federación, demostró su capacidad. Saneó barrios insalubres y educó sobre la base de prevenir enfermedades. En 1962 fue crucial su aporte al desenvolvimiento exitoso de la primera vacunación masiva contra la poliomielitis.
   Tal campaña llegó a todos los rincones de la isla y a todos los niños de Cuba, y  tuvo en las federadas a sus colaboradoras más dispuestas. Capacitadas por el Ministerio de Salud Pública y vinculadas solidariamente con los Comité de Defensa de la Revolución, ellas emprendieron una tarea que pudo garantizar con la inmunidad de los hijos, la tranquilidad a todas las madres cubanas.
   Desde los primeros años de creada, la Federación apostó por el desarrollo pleno de la mujer. Con sencillez pero con mucha constancia, fue derribando los motivos discriminatorios que impedían el desarrollo pleno de sus capacidades y su integración a la sociedad. Las preparó para ser mejores seres humanos y encontrar en la equidad, un requisito para su libertad.
   Demostró desde sus comienzos, como si fuera un precepto inherente a su misma esencia y condición,  aquel pensamiento martiano advirtiendo que, las campañas de los pueblos solo son débiles, cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer; pero cuando la mujer se estremece y ayuda, cuando anima y aplaude y unge la obra con la miel de su cariño, la obra es invencible. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario