Por Martín Corona Jerez
José Martí, ese
veedor solar que nació en Cuba, definió a su amigo, coterráneo y contemporáneo
José Joaquín Palma como “poeta del hogar, poeta de la amistad y poeta de la
patria.”
No habría elogio
más certero, profundo y cariñoso para aquel bardo, periodista, pedagogo,
diplomático, legislador, bibliotecario, mentor de juventudes y líder
independentista, que vio la luz primera en la oriental ciudad de Bayamo, el 11
de septiembre de 1844, hace ahora 170 años.
Palma estuvo, en
agosto de 1867, entre los fundadores del Comité Revolucionario de su urbe
natal, cuya acción dio pie al grito del 10 de octubre de 1868, con el cual los
cubanos comenzaron el combate anticolonial y el derrumbe de la esclavitud.
En la etapa
inicial de la guerra, incorporó a las tropas insurgentes al dominicano Máximo
Gómez; dirigió "El Cubano Libre", primer periódico de los patriotas,
y coauspició una moción a favor de la abolición de la esclavitud.
A partir de 1870,
asumió tareas diplomáticas oficiales, en las cuales logró que el gobierno de
Guatemala reconociera la beligerancia de los cubanos, y el de Honduras diera
protección y trabajo decoroso a decenas de combatientes, después de la llamada
Guerra Grande (1868-1878).
Próceres como Antonio y José Maceo, Máximo
Gómez, Flor Crombet, Carlos Roloff, Manuel de Jesús Calvar y Juan Rius Rivera
encontraron empleo en tierra del quetzal.
Diversa y admirable
resultó la labor de Palma en Centroamérica, donde dejó huellas imborrables de
poeta, maestro, periodista y promotor cultural; ayudó a decenas de
intelectuales, compuso la letra del Himno Nacional de Guatemala y recibió
grandes homenajes.
Iniciada la última
gesta independentista en su querida Isla, fue nombrado nuevamente representante
de la República de Cuba en Armas ante el gobierno guatemalteco, y aceptó
gustoso, pero expresó el deseo vehemente de incorporarse a la lucha armada.
En Guatemala
falleció, el dos de agosto de 1911, y cumpliendo con una solicitud personal,
sus restos descansan en Bayamo desde 1951.
Es de señalar que
José Joaquín Palma fue amigo personal de dos de los mejores poetas de todos los
tiempos, José Martí y Rubén Darío, el cubano considerado precursor y el
nicaragüense figura cumbre del Modernismo, primer gran movimiento literario
nacido en América.
Según el crítico y
ensayista cubano Angel Augier "puede afirmarse que Darío nace a la
poesía bajo el influjo directo de Palma".
En tanto, Martí
recibiría del bayamés abundante información acerca de la Guerra Grande
(1868-1878), algo muy importante para la formación patriótica del Héroe
Nacional y su gestión como promotor de la Guerra Necesaria.
No es de extrañar,
entonces, que el Apóstol apreciara en Palma "el poeta que ha sabido poner
en sus versos toda la ternura del corazón y el fuego inextinto de un
patriotismo puro."
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