Miguel José Maury Guerrero
En las frías
noches de marzo de 1892, en la protección que le ofrecía su cuarto, en la ciudad de Nueva York, el
Héroe Nacional Cubano José Martí apenas
tenía tiempo de reparar en algo fuera de sus febriles preparativos de la guerra, que proyectaba para lograr la
libertad de su lejana Cuba.
Entre las ideas
y pasos que merecían su total atención,
figuraba la creación de un periódico.
Las constantes y
crecientes preocupaciones que bullían en su mente, acerca de la situación y el futuro de su tierra natal,
le hicieron desembocar en un nombre: “Patria”, así llamaría finalmente a la
nueva publicación, que vio la luz por primera vez el 14 de marzo del mencionado
año.
Ese libelo de
cuatro páginas a igual número de columnas, de 52 por 36 centímetros, que
circulaba principalmente por el correo postal, era costeado por los tabaqueros
cubanos asentados en las floridanas localidades de Tampa y Cayo Hueso, así como
también por intelectuales de la nación antillana y puertorriqueños residentes
en Nueva York.
El modesto empeño fue el instrumento que
permitió al Apóstol la consolidación después del Partido Revolucionario Cubano
(PRC), que estaba por fundar, y fue la voz de la emigración de este país en
Estados Unidos.
Casi un mes
posterior al nacimiento de la publicación, Martí proclamó formalmente la
constitución del PRC, su proyecto cimero para la preparación de la contienda que gestaba, a la cual
calificaría como la Guerra Necesaria.
El Martí de
inicios de la última década del siglo XIX en la
mencionada ciudad norteña era identificado como un periodista e
intelectual, y él mismo se autodefinía así en tanto esa fue su más constante y conocida actividad, su labor profesional.
En referencia a
ello, el intelectual cubano y estudioso de sus escritos, Pedro Henríquez
Ureña, señaló que la obra del prócer de
la independencia “es periodismo, pero periodismo elevado a un nivel artístico
como jamás se ha visto en español, ni probablemente en ningún otro idioma”.
Hasta su última
edición, aparecida el 31 de diciembre de 1898, las cuatro páginas de los 522
números de “Patria” bastaron a Martí para dar a conocer las bases del PRC, y realizar una certera
labor de propaganda a favor de la causa cubana y de influencia por la unidad,
en la persecución del objetivo supremo de la independencia de su país.
Con ese legado
histórico, el presente convoca a los informadores y medios de prensa cubanos a
ampliar el sentido de su utilidad necesaria.
Cuba se afana en
la actualización de su modelo económico, a tono con tiempos, realidades,
necesidades y perspectivas actuales, en un camino largo y lleno de los obstáculos que imponen la
puesta en práctica de las nuevas ideas y cometidos.
En todo ese
esfuerzo, que lidera el Partido Comunista de Cuba y participan organismos e instituciones ligados a la labor
económica, los periodistas y los medios de comunicación tienen un papel
esencial que desempeñar.
Las deficiencias
y dificultades conforman un inmenso mar en el cual el único derecho que los
profesionales de la prensa tienen, es aprender a bogar sin permitirse el lujo
de ahogarse.
Con el ejemplo
de la obra cumbre martiana representada en “Patria”, deben erigirse en una de las vías de la
nación para que sus hijos comprendan cabalmente ideas y proyectos; motivos de los
tropiezos, formas válidas para enmendarlos y lo fundamental: actitudes y
caminos a seguir para no perder el rumbo.
A ese empeño
convocó Martí a finales del siglo XIX con su periodismo, visión y patriotismo
excepcionales; lo ha hecho el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente
de los Consejos de Estado y de Ministros; y lo hace Cuba, como nación que sabe su derecho a
existir con la libertad y justicia conquistadas.
Para honrar la
fecha de aparición de “Patria”, desde los primeros años de la década de 1990 el
14 de marzo se celebra como Día de la Prensa Cubana.
La efeméride
deviene ocasión para postular que la
convocatoria a poner su profesión
enteramente al servicio de la patria es el útil, patriótico y noble legado de
Martí, que los periodistas cubanos no tienen derecho a olvidar.
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