miércoles, 9 de marzo de 2016

Lourdes, una mujer plena




Leticia Martínez Hernández (Cubahora)
Lourdes es una mujer feliz. A estas alturas de su vida, a la que aún le quedan muchas cuestas por subir, se siente plena, satisfecha con su trabajo —muchísimo, por cierto—, aupada por su familia y apreciada por una hija que como muestra de admiración acaba de graduarse de Periodismo, la misma carrera que ha distinguido la vida de su madre desde que allá en Contramaestre decidiera dedicarse al mundo de la comunicación y saliera a estudiar a Santiago, la ciudad que hace muchos años conoce bien sus ajetreos.
A Lourdes Palau Vázquez, como la nombraron sus padres, la conocí en Facebook. Una amiga en común me contó que era delegada al VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, a celebrarse en abril, y entonces pude ponerle rostro a aquel 43 % de mujeres que estarán en el cónclave y que Granma anunciara recientemente. Con esa excusa me le acerqué y descubrí a una cubana, común y extraordinaria a la vez, que por estos días suma una nueva labor a la agenda, ya cargada con sus responsabilidades de Presidenta de la Unión de Periodistas en Santiago de Cuba y diputada del Parlamento Cubano.
Dice que ser elegida para el Congreso, entre tantas buenas cubanas, ha sido un enorme reconocimiento, “porque en todas las esferas hay mujeres trabajadoras y consagradas. La preparación que hemos recibido estos días ha sido para mí como una especie de Congreso de base, pues incluyó un seminario donde se trabajó por comisiones, analizando y debatiendo los documentos y donde no solo participaron los delegados sino también invitados de todos los sectores, directivos, obreros, técnicos, científicos… con la posibilidad de que todos aportaran opiniones y criterios para enriquecer o rectificar cualquiera de los temas. Ha sido un debate abierto, transparente, instructivo donde ha primado el apoyo a la Revolución y la voluntad de continuar trabajando por el socialismo próspero y sostenible al que aspiramos, no como una quimera, sino como posibilidad real con el esfuerzo de todos”.
—¿Y cómo se las arregla usted para cumplir con tantas tareas a la misma vez?
—Implica un gran nivel de sacrificio para cumplir con todo, eso lleva muchas horas extras… Para ello cuento con mi familia: mi hija, mis hermanas, mis sobrinas, los amigos y los vecinos, pues lamentablemente hace poco perdí a mi esposo y entonces tuve que esmerarme mucho más y poner de mi parte para asumir una pérdida irreparable sin dejar de ocupar mis responsabilidades.
Para Lourdes, su hija, Olga Verónica, es “su vida”. “Ella dice que soy el ejemplo más inmediato. Eso me reconforta, ¿sabes? Siempre desde pequeñita le he dispensado tiempo y cariño, a pesar de las múltiples responsabilidades. En verdad nos complementamos, cuando me ve triste, se aflige, me toma de la mano como si la mamá fuera ella, es inteligente, responsable y muy amorosa. Ahora que falta su papá viene siendo mi pie de amigo, disfruto de sus logros, hablamos de trabajo, de la vida, de sus rollos, de los míos y estoy muy orgullosa de ella”.
A mi entrevistada le ha tocado algunas veces “poner los puntos sobre las íes”, tanto en el quehacer profesional como en los asuntos hogareños, cuando más de una vez se ha tropezado con los rezagos de un machismo que, aunque apaleado, sigue vivo. “A mi juicio, tenemos que ganar en autoestima y no permitir bajo ningún concepto la violencia, que es un fenómeno que no se ha eliminado del todo en el país”.
—Usted se ha convertido en una guía a seguir…
—Lo que te puedo decir es que cada día me esfuerzo al máximo por tratar de hacer las cosas lo mejor posible, en un contexto que a veces conspira por las limitaciones de algunos recursos. Pero, siempre tiene que haber un consejo a tiempo, un regaño incluso cuando se hace necesario, una explicación, una visita a un compañero enfermo, la exigencia, la firmeza en el desempeño… porque hay que lidiar con un grupo de personas que ninguna es igual a otra. Entonces tienes que mediar sin perder la esencia.
“Con respecto al ejemplo, para serte franca, nunca me he detenido en ese detalle, no son mis pretensiones. Veo el ejemplo como algo muy superior, yo solo me esfuerzo por hacer lo que hago lo mejor posible, por el compromiso que tengo con mis funciones laborales, con la familia, con la sociedad, con la Revolución que me ha dado desde que nací todas las posibilidades”.
Lourdes se levanta a las seis de la mañana. Como autómata sintoniza Haciendo Radio, de Rebelde, y cuando termina de alistarse sale a cumplir con todas sus tareas. A veces regresa en la tarde, en otras tantas ocasiones le coge la noche en el ajetreo, pero siempre le queda tiempo para revisar documentos, ver las noticias, entrar en las redes sociales, ponerse al día con su hija... “Siempre caigo en la cama con cosas pendientes para el otro día, en ocasiones antes de dormir voy delineando cómo enfrentar este o aquel tema, hasta que en esos trazos me quedo dormida”.
Así vive esta cubana, queridísima allá en su tierra, a la que por estos días le colma el orgullo de ser delegada al VII Congreso del Partido Comunista, cita que marcará los destinos del país que ama, entre otras cosas, porque ha puesto a la mujer en el centro de su Revolución. El día a día de Lourdes es muestra irrefutable de ello.

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