Aída Quintero Dip
Bertha Hechavarría
Heredia, famosa pregonera santiaguera, dejó huellas en su tierra natal, donde
la recuerdan vociferando el nombre de mil yerbas para curar los males del
cuerpo y el alma, como solía expresar con su sonrisa pícara y la cesta en la
cabeza.
Esta mujer alegre y
bonachona que fue realmente una celebridad de las calles en su inusual oficio
ejercido la mayor parte de su vida, tiene fieles seguidores, sobre todo
expertos en eso de preparar botellas con raíces de las más disímiles plantas.
Mi mayor orgullo es
haber escuchado los consejos y aprendido mucho de Bertha, refiere Sinesio
William Diasco, un santiaguero de 77 años que lleva 35 de yerbero botánico, como
él mismo se califica, con una práctica reconocida en combinar raíces para
elaborar medicina verde.
Como pregonera ella
era única, tenía un sabor en sus palabras que convidaba a la gente a usar sus
mejunjes, y siempre acertaba, la buscaban una y otra vez porque sus remedios
eran bálsamos que curaban los más inverosímiles malestares, señala.
Quien va siendo ya
uno de sus más fieles seguidores, siente el placer de que el oficio y el
recuerdo de Bertha perduren, pues ella protagonizó el suceso más notorio con
respecto a los pregones en Santiago de Cuba en estos tiempos, pero no fue el
único en una ciudad con arraigo en esa autóctona expresión.
Sinesio se
vanagloria, con cierta razón, de aliviar males combinando raíces de diversas
variedades para mejorar la salud
relacionada con migraña, reúma, úlceras, fibromas, problemas
estomacales, infertilidad, impotencia y otras.
Pero no hago nada
por improvisación, señaló, primero estudio las características de las plantas y
raíces, analizo sus propiedades, incluso, tengo precaución con las
contraindicaciones, por eso he obtenido buenos resultados.
Son muchas las
personas que pueden atestiguar la valía de sus botellas preparadas, como Alicia
Delis, una santiaguera de la tercera edad con padecimiento de reúma que
confiesa haberse mejorado mucho y hacer caminatas que antes no podía.
Caridad Quintero
Revilla, la cual fue vecina de Berta Hechavarría, en el poblado de El Caney,
está contenta de que esa tradición no se pierda, mucho más ahora que la
medicina verde tiene gran auge, pues se ha demostrado su importancia para curar
o por lo menos aliviar a las personas de diversas dolencias.
Ya no será la
inolvidable Bertha con su atuendo de mil colores reflejando toda la policromía
del Caribe, bien en una esquina, sentada en uno de los portales o escalones de
cualquier vivienda colonial o bajando y subiendo la reconocida calle Enramadas.
Para demostrar que
los pregoneros tienen mil maneras de expresarse, Sinesio se auxilia de una
carretilla pequeña ataviada de sus botellas bien ordenadas y, sobre todo, con su verbo presto a explicar las virtudes
de sus preparados con yerbas, raíces y plantas.
Sin estampas como
esta, propias de la oriental urbe, donde se empeñan en preservar todo lo
posible, podría decirse que Santiago no es el mismo.
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