lunes, 5 de junio de 2017

Una mirada al amor con los ojos de la ciencia



Maritza Padilla Valdés
 
  Aunque algunos por sus fracasos lo tilden de desleal, él se las ingenia para siempre abrirse paso “despacio no importa el cerrojo”, como le cantara Ricardo Arjona.
  Y es que, afirman páginas digitales, llega a ser tan bello, etéreo, inmaterial, tentador, doloroso, energizante y tranquilizador, que científicos han probado que el mismo acto de enamorarse tiene un efecto calmante sobre la mente y el cuerpo de las personas.
  Permanecer acurrucados con alguien amado desencadena las mismas reacciones neurológicas de las píldoras para el dolor, mientras la llegada del amor causa los mismos efectos de las sustancias que producen la euforia.
  Estudios revelaron que tomarse de la mano con el ser adorado ayuda a aliviar el dolor físico además de descender los niveles de miedo y estrés, e incluso una fotografía del sujeto querido ayuda a aliviar el dolor.
  Igualmente está comprobado que cuando dos enamorados se miran a los ojos fijamente, sus ritmos cardíacos se sincronizan y también es más fácil enamorarse de personas felices, debido a que su compañía genera un estado corporal y mental placentero.
   Varios sitios digitales coinciden en que verdaderamente los corazones pueden romperse y ello obedece a eventos de índole traumático como pueden ser la ruptura de una relación o la pérdida de un ser querido y la condición se conoce como síndrome del corazón roto.
  Hijo del amor, el beso, según espacios digitales que toman como fuente el libro A Compendium of kisses, pueden saber a gloria o quizás oler a pecado, según el país donde se origine.
  En Indonesia, por ejemplo, el beso en público está penado por la ley y los extranjeros denunciados por besarse podrían ser condenados a cinco años de privación de libertad, en tanto los locales hasta 10, con multas de hasta 33 mil dólares, mientras en la India continúa siendo un tema tabú.
  En China el periódico Daily advirtió en 1990 a sus lectores que la costumbre había sido traída por los "invasores europeos", y la describía como "una práctica vulgar rayana en el canibalismo".
  Los habitantes de algunos pueblos africanos no practican el beso en la boca porque creen que es la entrada al alma y podrían robar su aliento vital durante el acto y algo muy llamativo, en la corteza cerebral que recibe la información de los sentidos, la superficie dedicada a los labios y la lengua resulta más grande que la de los pies o los genitales.
  Sin embargo, estudios recientes demostraron algunos beneficios del beso a la salud y de manera especial cuando se hace bien, ayuda a combatir el dolor, mientras más apasionado sea, más endorfinas se liberan, por ello, tiene un efecto similar a una dosis de un fuerte calmante.
  La saliva que se genera en la acción limpia los dientes y disminuye la placa bacteriana que suele formarse en las encías, toda vez que un buen beso ayuda a prevenir las caries.
  Es probado que practicado de forma intensa es ideal para adelgazar y los especialistas subrayan la posibilidad de quemar hasta 12 calorías por minuto cada vez que se da o recibe este tipo de caricia.
  Entre las ventajas figuran también la disminución del estrés, la tensión y la ansiedad, lo que mejora el estado de bienestar en general y eleva la autoestima.
  Conocida su trascendencia, no se inhiba de dar o recibir un gran beso y a la par del disfrute, estará proporcionándole aportes a su salud.     
Puede ser apasionado, puro, inquietante, oculto, distante, fugaz…no importa el rostro en que se enmascare, porque cuando  toca a la puerta, ningún mortal se rehúsa a vivir una divina historia de amor.

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