Gladiadora hecha a la medida de los tiempos, ya sean de bonanza o de adversidad; es el mejor calificativo que se me ocurre para halagar a una atleta de la talla de Yunidis Castillo, ahora con la mirada puesta en las Paralimpiadas de Londres 2012.
Paradójicamente a Yunidis no le gustaba el atletismo, pero comenzó a practicarlo a los ocho años, con el entrenador Jorge Alberto García Ávila, en la barriada de Boniato, en Santiago de Cuba, después pasó a la natación, al taekwondó y terminó en el yudo en el que duró más tiempo, pero entonces sobrevino el accidente y la discapacidad…
Para no perderla del todo, pues ya había descubierto sus potencialidades, el comisionado provincial de yudo la llevó a la Escuela de Perfeccionamiento Atlético y allí ella vuelve a encontrarse con el atletismo y su primer maestro, Jorge Alberto, que la acogió con el cariño de un verdadero padre, en momentos en que más requería de los afectos.
Es entonces cuando comenzó a cimentarse la gloria de esta muchacha en esa disciplina de campo y pista, una verdadera revelación, forjando paso a paso su propia obra, que con la guía y la paciencia de un riguroso orfebre dio resultados. Al cabo de unos pocos años la alumna proporcionó satisfacción a la Patria grande, y especialmente a quienes la hicieron crecer desde su terruño natal en Santiago de Cuba.
El éxito más significativo que marcó su vida deportiva lo alcanzó en 2008, en la Paralimpiada de Beijing, “el evento máximo al que todo atleta quiere llegar y si es posible triunfar y donde me alcé con el oro tan acariciado.
“La competición fue muy fuerte y la acogida del público maravillosa, me saludaban en la calle, me pedían autógrafos, me besaban, parecía que estaba en mi Cuba”.
La única derrota que le duele todavía es la de Atenas, en 2004, tenía apenas 16 años, el pronóstico era de oro en salto de longitud, pero problemas técnicos echaron por tierra sus aspiraciones.
“Yo había saboreado el oro en los Parapanamericanos de Mar del Plata, en Argentina, en la carrera de 200 m y en salto, aunque allí no pude correr en 100 m por haber llegado tarde a la competencia.
Tesón por medio, invariablemente, ella siempre es noticia, es triunfadora. Motivos suficientes hubo en Cuba, y especialmente en su tierra natal, para sentir orgullo al saber que subieron a lo más alto del podio Yunidis Castillo y su coterránea de 19 años, Omara Durand, las dos representantes al Campeonato Mundial de Atletismo para ciegos, débiles visuales y limitados físico-motores, efectuado en Nueva Zelanda, en 2011.
Allí, con 23 años en ese momento, volvió a demostrar por qué está considerada la mejor del orbe en las carreras de 100 y 200 metros , categoría T-46 (amputada de un miembro superior), al pasear estas dos distancias con impresionantes cronos de 12,20 y 24,86 segundos, respectivamente.
Pero como Yunidis es sencillamente una deportista de talla extra, se impuso asimismo, incuestionablemente, en la prueba de los 400 metros , en lo que constituyó su primera incursión en esta modalidad, para proclamarse la reina de ese Campeonato Mundial, y llenar de júbilo otra vez a su pueblo.
Ella no es solo la reina del atletismo en la categoría de discapacitados, sino también en el seno de la familia al convertirse en la damisela del hogar, donde se siente muy amada y apoyada, desde su mamá Elena hasta sus hermanos y otros familiares.
Tiene su ídolo en el deporte, que admira mucho más por su tenacidad en la vida; esa no podía ser otra que Ana Fidelia Quirot. Pronuncia el nombre de la legendaria atleta con respeto y cariño. ”Tenemos mucha afinidad, una linda amistad que me enorgullece, ella ha sido mi gran inspiración en el atletismo y más allá de las pistas también.
“Atribuyo la principal causa de mis resultados en el hecho de ser muy voluntariosa, persistente, no me amilano ante nada, tampoco me pongo trabas, ni en el deporte ni en la vida, no hay obstáculos que me detengan”.
La misma Yunidis se clasifica entre los atrevidos. Su osadía traspasa los límites del deporte, con una amplia sonrisa en los labios confiesa: “Si es sido capaz de ser premiada en competencias internacionales del más alto nivel, cómo no voy a lavar, peinarme y hasta manejar, mi discapacidad no es impedimento en ningún sentido.
Ha alcanzado otros peldaños importantes para una joven de 24 años, acaba de recibir su título de licenciada en Cultura Física, otro motivo de satisfacción para que le abre nuevos horizontes, pero le quedan todavía sueños.
Quien acaba de sumar otros triunfos a su carrera en los Parapanamericanos de Guadalajara, en México, “ahora solo pienso en la cita de Londres, en la que espero hacer un buen papel, me estoy preparando con tesón para lograr mi propósito: merecer otra medalla de oro. Lo primero, llegar físicamente en condiciones óptimas y competir con el corazón, lo demás sale en la pista”.
Y otro sueño: ser madre, qué mujer no piensa en la maternidad…además de seguir siendo ejemplo de las cubanas de todas las épocas, desde el frente que le tocó desempeñarse, el deportivo.
Ha adquirido una disciplina tal que también disfruta del tiempo libre, cuando le gusta descansar, y el fin de semana bailar, degustar comidas típicas, ir a la discoteca, pero nada en exceso, lo normal que se le admite a un atleta de alto rendimiento que respete y quiera su deporte.
A pesar de su juventud, pero como una consagrada en su especialidad, Yunidis tiene consejos para los más jóvenes: “Que cuando brillen en el deporte, nunca se le suba la fama para la cabeza. Y que si verdaderamente aman esta carrera que no le falte voluntad no solo para llegar, sino para mantenerse y darle gloria a la Patria que es lo que más nos enaltece”.
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