lunes, 13 de febrero de 2012

Canto a la esperanza de una madre

*Historia que revela cómo Rita y su hijo, esgrimiendo amor y entereza, le tendieron una trampa a la adversidad

AÍDA QUINTERO DIP

En un modestísimo pero amoroso hogar de El Caney, en la oriental provincia cubana de Santiago de Cuba, vive Rita García Hierrezuelo, una mujer dedicada y vivaz a quien de verla se le descubre una identificación plena con esa madre que José Martí intuía debiera llamarse Maravilla.
Hay que conocerla, oírla hablar del desvelo y atención hacia el hijo discapacitado, de la esperanza que en todos los sentidos anima su vida, para comprender que ese nombre le viene como anillo al dedo.
A pesar de los problemas de salud, y de tantos asuntos que le roban el sueño y a los cuales entrega cabeza y corazón para resolverlos, Rita es la vitalidad en persona para servir a Rider Miguel Hillet García, de quien es el brazo derecho en las buenas y en las malas, en los momentos difíciles y en los días de felicidad.
Lo mismo ha sido sostén imprescindible las 14 veces que lo han sometido a delicadas operaciones, que cuando silla de ruedas en manos lo lleva a los ejercicios de rehabilitación, y a las actividades culturales para que él disfrute como cualquier otro muchacho de su edad, o deleite a los demás con esas canciones que en su voz parecen soles tras un día lluvioso.
“La devoción, paciencia y ternura son virtudes necesarias para cualquier madre, pero hacen más falta aún cuando se tiene un hijo como Rider Miguel.
Y Rita está agradecida porque el Estado cubano le ha hecho más tolerable su situación. Ya no tiene que ir todos los días al hospital general Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso, de Santiago de Cuba, a trabajar como auxiliar de limpieza, o como lo hizo primero en la rama gastronómica, para mantener el hogar y la familia, ni dejarlo solo mientras cumple su labor, porque ahora recibe un salario para cuidarlo.
“Únicamente un país como Cuba es capaz de hacer eso por las personas humildes y necesitadas de apoyo como es mi caso. Yo estoy más que satisfecha, contenta; por la salud y rehabilitación de mi hijo se hacen todos los esfuerzos.
“A Rider le diagnosticaron una atrofia occipital izquierda de nacimiento que le produjo una lesión en el cerebro y retardo motor, por lo que tiene muy poca movilidad en los pies y en las manos. En otro país no tuviera las posibilidades de integrarse así a la sociedad.
Rita recuerda que de las 14 intervenciones quirúrgicas, ocho se la han hecho bajo la experta mirada del doctor y profesor Rodrigo Álvarez Cambras, con un equipo multidisciplinario, en el hospital ortopédico Frank País, de la capital cubana, una verdadera cátedra, de alto prestigio nacional e internacional en la especialidad.
Ahora ella está preocupada porque “quieren hacerle una operación de rodillas, que le da garantía de poder caminar, y como es lógico tengo un poco de miedo, pero también mucha confianza”.
Respaldo estatal por medio, madre e hijo constituyen un perfecto binomio para enfrentar los retos que imponen su discapacidad. Los dos la han asumido con igual responsabilidad y entereza.
“Antes de ponerse en práctica el Programa de Estudio Genético, del cual somos beneficiarios, yo era la maestra del niño, le enseñé las primeras letras, y después a leer. Actualmente da clases con una maestra ambulatoria, yo aprecio mucho su trabajo.
“Él tiene voluntad, no se deja vencer por los inconvenientes, siempre muestra interés por el estudio. No perdemos nunca la esperanza, le gusta la computación y ahí yo veo un buen campo para desarrollar su inteligencia”.
La Asociación Cubana de Limitados Físico-Motores (ACLIFIM) también ha puesto su granito de arena en esta historia. “El niño es miembro de la asociación, que igualmente se ocupa de su bienestar e inserción en la vida útil; la silla de ruedas fue un regalo de la dirección nacional”.
Rider Miguel se ha convertido en un muchacho famoso en El Caney; no hay actividad cultural en una escuela, un barrio o en la Casa de Cultura donde no sea invitado especial y regale al auditorio sus canciones.
¿De dónde le viene esa afición por el canto?, le pregunto a su mamá.
“Pero no te has dado cuenta de mi apellido -expresó asombrada Rita- somos familia del Dúo Los Compadres; mi mamá es Rita Hierrezuelo Ruano, prima de Lorenzo y Reynaldo Hierrezuelo”.
Parece que el muchacho se cogió el parentesco para él solo, en su afán por perpetuar a los célebres músicos; enhorabuena se dedica a cantar y a cantar, cuando no está estudiando o jugando pelota, parchís, dominó, tenis…desde su silla de ruedas.
El Estado, Rider Miguel y su amorosa madre se empeñan -con resultados- para que su vida no sea diferente a la de los demás.

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