Aída Quintero Dip
Este 28 de febrero participé en un intercambio profesional muy fructífero propiciado por el Taller Martí y el Periodismo que tradicionalmente desarrolla la Unión de Periodistas en Santiago de Cuba, como preámbulo a la jornada por el Día de la Prensa Cubana, que se celebra el 14 de Marzo, precisamente en honor a la fundación del periódico Patria por José Martí, en fecha similar de 1892.
Me sentí halagada, me estremecí otra vez con el verbo ardiente y patriótico de nuestro Martí, aprendí un poquito más de su enjundiosa obra, magisterio, ética y, sobre todo, de su periodismo.
Lo mejor fue estar rodeada de estudiosos y amantes sempiternos de la obra martiana, quienes aprovechan el más sencillo de los encuentros para traer al Héroe de Dos Ríos a la vida con toda su vigencia.
Todo empezó cuando los doctores Israel Escalona, presidente de la Unión de Historiadores de Cuba en la provincia, y Damaris Torres, investigadora del Centro de Estudios Antonio Maceo, disertaron en torno a la trascendencia que el más universal de los cubanos dio a la historia en su labor periodística para servir a la Revolución, como excelente comunicador que tenía conciencia de para qué y para quién escribía, tocando siempre las fibras del ser humano.
Comprendí mucho más sus palabras cuando la periodista Adis López González defendió su ensayo En la infinita sensibilidad: donde vive el pensamiento y la acción, que sobresalió por el tratamiento poético al periodismo martiano y el análisis profundo del periódico Patria.
La colega recalcaba una frase que simboliza la verdadera dimensión del órgano: “Patria nace para juntar y amar y para vivir en la pasión de la verdad”. “Patria nace a la hora del peligro para velar por la libertad”.
Y es que Patria tenía el espíritu de José Martí, era parte de él, como el hijo amado en el cual volcó su amor infinito por Cuba.
Nada útil ni conmovedor faltó en sus páginas desde los valores que había que inculcar en las nuevas generaciones hasta los pormenores de la lucha en pos de la independencia de la nación.
Porque si a un plan obedecía el enemigo: de enconarnos, dispersarnos, ahogarnos… La respuesta tenía que ser -advertía Martí- también de altura: Apretarnos, juntarnos, burlarlos, hacer al fin nuestra Patria libe. Plan contra plan.
Siempre he sentido un respeto extraordinario por ese órgano que más que un periódico era la voz de Martí, convocando a la Guerra Necesaria, y logró éxito como ningún otro en la época por sus excelentes artículos y espíritu amigable y conmovedor, con énfasis en el trabajo por la unidad real y creadora.
Como herederos de Patria, cuya creación resume el concepto martiano de que el periodista es un soldado de las ideas, pienso que estamos en deuda con el legado periodístico del Héroe Nacional, no solo en la divulgación de sus ideas precursoras y enjundiosa obra política, económica, social, científica, sino, sobre todo, en la aprehensión y puesta en práctica de su magisterio en el ejercicio de un oficio que mucho puede aportar en el perfeccionamiento de la sociedad, esencialmente en estos tiempos de difícil coyuntura en que es vital la resistencia a una guerra que se nos hace a pensamiento y a pensamiento estamos convocados a librarla.
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