Aída Quintero Dip
Todo accidente de tráfico es lamentable, aunque no se registren
pérdidas humanas ni materiales; la mayoría puede evitarse, con más precaución en la vía, con choferes y peatones
cautelosos y cumplidores de lo
establecido, pero excusa no tiene ninguno.
El asunto es recurrente por estos días cuando
los medios de comunicación se hicieron eco de trágicas colisiones de tránsito
en Sancti Spíritus y Pinar del Río, que siguen enlutando los hogares y
perjudicando el desarrollo normal de la vida de los lesionados.
Cuba, una de las
naciones que tiene mejor gestión de seguridad vial, registró al término de 2014
más de 11 mil 200 accidentes de tránsito,
lo cual indica menor número de tales hechos, pero mucho más violentos
por su secuela de dolor y muerte con respecto al año precedente.
Lo más lamentable
fue que 746 familias sufrieron la pérdida de seres queridos, hubo 59 fallecidos
más que en 2013, y unos ocho mil 800 lesionados que representan 594 más en
relación con el año anterior.
Cuando en estos
hechos estuvieron involucrados discapacitados, niños, embarazadas y ancianos,
aumentó el riesgo y también la culpabilidad del infractor, porque somos
humanos por naturaleza y sensibles ante
cualquier desgracia de nuestros semejantes, sobre todo en los casos más
vulnerables.
En esa misma medida
deben redoblarse las acciones de precaución y también la severidad de las
sanciones a los transgresores de las leyes del tránsito.
Predominaron en 2014
accidentes masivos de ómnibus y camiones,
que aportaron 102 muertos y mil 008 lesionados, reflejo de la gravedad
de un asunto que requiere el consenso de todas las instituciones de la sociedad
civil cubana, con un trabajo bien dirigido
y el énfasis en la prevención.
No son pocas las
veces que los choferes asumen conductas temerarias por el exceso de velocidad,
irrespeto al derecho de vía,
distracción por disímiles motivos, así como también ingieren bebidas alcohólicas cuando están
manejando, lo que sigue siendo una situación frecuente, aunque no la causa
directa sino la condicionante.
Tales sucesos
igualmente ocasionaron detrimentos de recursos materiales, por lo cual el
perjuicio a la economía resultó considerable, en momentos en que se actualiza
el modelo económico cubano con el objetivo de que prevalezca el orden, la
disciplina y la eficiencia.
Con el propósito de
reflexionar y, sobre todo, transformar esas
realidades se desarrollan asambleas de balance 2014 de las comisiones
provinciales y municipales de Seguridad Vial en Cuba, donde el año pasado los
muertos y heridos fueron equivalentes a 9,5 víctimas por cada 10 accidentes.
Para evaluar los
resultados de la accidentalidad y en particular trazar los objetivos del 2015
se reúnen por estos días en las provincias, donde entre las prioridades
examinan el estado de la red, proyecciones de bacheo, funcionamiento de las
plantas de revisión técnica automotriz, análisis de la accidentalidad
ferroviaria y la señalización.
Se inserta en el
noble empeño de darle siempre paso a la vida, el programa de educación en
general que incluye la promoción de las mejores prácticas, y los círculos de
interés y sociedades científicas, todo lo cual tributa a la observancia de la
seguridad vial.
Particular interés
centran los planes de acción para la prevención de contingencias en el verano y
fin de año, el rol de los agentes de tránsito y órganos de inspección, multas y
notificaciones preventivas, licencias suspendidas y canceladas.
En cuestiones de
tránsito lo esencial estriba en evitar accidentes e inclinar siempre la balanza
hacia la protección de la vida de las personas, y para ello aplicar con rigor
todas las medidas nunca será suficiente.
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