AÍDA QUINTERO DIP
La historia del periódico Sierra Maestra en la Revolución -nació en
plena lucha clandestina en 1957- no podrá escribirse sin la historia del
diseñador Francisco Velázquez Mulet, quien en ese colectivo ha merecido la
distinción Félix Elmuza, de la Unión de Periodistas de Cuba, el Sello de Trabajador
Laureado del Sindicato de la Cultura y la Medalla de Combatiente
Internacionalista de II Grado, lauros que sintetizan una vida de total entrega
y comprometida con su tiempo.
También sumó a su trayectoria el diploma por 35 años de
trabajo vinculado al Partido, firmado por Fidel, lo que valora altamente: “Consagrarme en una
dependencia de la organización política de vanguardia, ha significado una
escuela para mí en disciplina, dedicación y lealtad a la Revolución, a Fidel y a
Raúl, con el ejemplo siempre por delante”.
Paco, como le llamamos cariñosamente, es un hombre
laborioso, optimista, de sentido práctico, con el buen humor a flor de piel,
capaz de transmitir alegría, que no teme al trabajo, con una disposición que no
conoce horario ni días; amigo y hermano en las buenas y en las malas.
Siente un cariño muy especial por Santiago de Cuba, aquí
conquistó el amor de Juanita, tuvo sus hijos Frank y Raymundo, y un trabajo que
le apasiona, aunque es natural de Holguín, donde hace 42 años se inició en los
trajines del diseño en el Poder Local y luego en la
Empresa de Medios de Propaganda, en esa provincia, hasta
que en 1980 se vinculó al Sierra Maestra.
“El
periódico ha sido mi otra gran escuela,
me ha formado en el cumplimiento del deber con disciplina, y me ha enseñado a amar y a respetar el trabajo,
por sobre todas las cosas”, dice Velázquez Mulet, un diseñador
muy premiado en el departamento
de Redacción del órgano por la calidad integral de su labor, alcance y
repercusión pública.
Primeros premios en el Salón Provincial 26 de Julio, y en
concursos de carteles del carnaval; participación en cursos de superación y
colaboración con diversas instituciones, organismos y organizaciones de masas
en el diseño de diplomas, certificados, plegables, folletos, revistas, no han
faltado en su currículo.
Resultó
vital su desempeño en aras de
estabilizar la disminución del horario de cierre del periódico, lo que indica
eficiencia; ha incursionado en cambios en el diseño en correspondencia con las
nuevas líneas, como renovador, lo que le
otorga un sello especial a su trabajo,
que, en ocasiones, raya con lo artístico.
“No concibo
la vida sin el contacto directo y cotidiano con mi periódico”, subraya para
recalcar cuánto representa para él.
El Premio Provincial de Periodismo Gloria Cuadras por la
obra del año, en la categoría de diseño, fue a parar a sus manos, en marzo del 2010, pero por ese espíritu que le
distingue Paco ostenta el premio de la
constancia, disposición y entrega sin límites, que no pueden simbolizarse
únicamente en un pergamino ni en un año de labor.
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