Lissett Izquierdo Ferrer
El recrudecimiento
del bloqueo impuesto a Cuba por Estados Unidos impacta cada vez más de forma
negativa en la economía de la Isla y en el sector financiero las consecuencias
son notables.
El creciente
aumento del cierre de cuentas por bancos extranjeros y de la limitación de
negocios de entidades con la nación antillana, por burdas presiones y chantajes
de la administración norteamericana, son ejemplos irrefutables de esto.
Las normales
relaciones entre instituciones bancarias resultan esenciales para garantizar
recursos financieros que apoyen las políticas encaminadas al desarrollo de cada
país, vínculos que se ven afectados en la Isla a causa de esa política
injerencista.
Por más de cinco
décadas la esfera de las finanzas internacionales ha sido uno de los escenarios
más visibles del intento de los Estados Unidos de restringir e intentar llevar
al colapso a la economía nacional.
Así lo destaca el
informe que el 28 de octubre presentará Cuba ante la Asamblea General de
Naciones Unidas, en el que se recogen numerosos ejemplos de la implacable
persecución a las transacciones financieras del país.
Tal es el caso de
la aplicación de sanciones por los sucesivos gobiernos del norte a entidades
bancarias, de cualquier latitud, por realizar o intervenir de alguna forma en
negociaciones con la Antilla Mayor.
Ello deriva en
obstáculos a futuras operaciones de inversiones
directas y compras de bienes para las arcas del archipiélago caribeño.
De acuerdo con el
documento, el caso más alarmante del actual período fue la reciente “mega
–multa” de ocho mil 970 millones de dólares al banco francés BNP Paribas, uno
de los más grandes de Europa, por violaciones de las regulaciones del bloqueo a
La Habana y sanciones a otros países.
En consecuencia,
el BNP Paribas canceló sus relaciones con entidades de la nación, lo que
constituye un freno adicional a los vínculos económicos bilaterales.
Según declaración
de la Cancillería cubana, este recargo, que constituye el mayor impuesto hecho
por Washington en la historia, violenta las normas del Derecho Internacional y
califica como una aplicación extraterritorial e ilegal de la legislación
norteña contra una institución foránea.
Con esta nueva
medida punitiva, el gobierno del presidente Barack Obama supera a todos sus
predecesores, al acumular penalidades contra decenas de entidades que
sobrepasan los 11 mil millones de dólares, aplicadas al amparo de los diversos
regímenes de sanciones, señaló la misma fuente.
Por medio de leyes
carentes de legalidad y legitimidad, prácticas como estas se repiten con
connotaciones financieras difíciles de cuantificar, y que repercuten en un
costo superior para los importadores nacionales, obligados a modificar sus
usuales estructuras de cobros y pagos.
A ello se añade la permanente afectación por
la imposibilidad de emplear el dólar estadounidense como moneda de pago, y
tener que utilizar otras divisas para materializar las transacciones, las
cuales poseen fluctuaciones en sus tasas de cambio.
De ahí que la
presentación del informe “Necesidad de poner fin al bloqueo económico,
comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba” sea para
los cubanos una cuestión de respeto a su soberanía.
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