jueves, 18 de septiembre de 2014

Fidel es Fidel, ideas y coraje



Marcos Alfonso
   Hace muchos años, Gabriel García Márquez, su entrañable amigo, escribió un artículo que tituló: “El Fidel Castro que yo conozco”, en el cual describió, como el periodista que es, y con su prosa única, diversas y variadas facetas de la personalidad del líder cubano. Aquí les va una:
   “Cuando habla con la gente de la calle, la conversación recobra la expresividad y la franqueza cruda de los afectos reales. Lo llaman: Fidel. Lo rodean sin riesgos, lo tutean, le discuten, lo contradicen, le reclaman, con un canal de trasmisión inmediata por donde circula la verdad a borbotones. Es entonces que se descubre al ser humano insólito, que el resplandor de su propia imagen no deja ver.   
   "Este es el Fidel Castro que creo conocer: Un hombre de costumbres austeras e ilusiones insaciables, con una educación formal a la antigua, de palabras cautelosas y modales tenues, e incapaz de concebir ninguna idea que no sea descomunal”.
   La cita no es traída por los pelos. Guarda relación muy estrecha con el suceso que aconteció durante treinta días en los salones del Memorial José Martí, en la Plaza de la Revolución: la exposición Fidel es Fidel, que el pasado sábado cerró sus puertas y, como en la inauguración y los días sucesivos, estuvo colmada de público.
   Esta idea del realizador Roberto Chile, puso de relieve cómo el pueblo cubano, a pesar de contratiempos a sortear, acompaña al Comandante de mil batallas con las ideas y el coraje como escudo.
   Si algo, a mi modo de ver trascendió la muestra, fueron las expresiones de cariño, respeto y admiración escritas en el Libro de Visitantes el cual le fue obsequiado. En las páginas del volumen, cubanos de todas las edades no solo plasmaron su rúbrica, sino hermosos mensajes a quien nunca ha dejado de estar entre ellos, por el contrario, desde su nueva trinchera va de la mano del pueblo e interpreta su sentir.
   Me lo reafirma esta observación del artículo del Gabo: “La esencia de su propio pensamiento podría estar en la certidumbre de que hacer trabajo de masas es fundamentalmente ocuparse de los individuos. Esto podría explicar su confianza absoluta en el contacto directo”.
   No es casual, aun cuando está dedicado a otras tareas en el campo del pensamiento, cómo numerosos visitantes, a su paso por Cuba, insistan en entrevistarse con él. Como todo humano, yerra; tiene amigos y adversarios; quienes comparten o no sus ideas, pero por sobre todas las cosas, unos y otros, lo respetan, porque conocen cómo su pueblo, y millones de personas de otras latitudes, lo acompañan.  
   Este reencuentro con el líder histórico de la Revolución Cubana, ha tocado fibras. No todo es arte y poesía en las imágenes, también hay certezas. Alejadas del panfleto, todas, de una manera u otra, han estremecido a quienes habitamos esta Isla.
   Retomo a García Márquez para culminar. “Una cosa se sabe con seguridad: esté donde esté, como esté y con quien esté, Fidel Castro está allí para ganar”.

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