martes, 29 de diciembre de 2015

Triunfo de la Revolución: comienzo de una era de cambios



Jorge Wejebe Cobo
   A finales de 1958 el dictador Fulgencio Batista solo se preocupaba por organizar su fuga en secreto,  para lo cual ordenó la preparación de tres aviones militares DC 4 y elaboró  la lista de los compinches que lo acompañarían,  mientras su jefe de prensa divulgaba partes en los que anunciaba que los rebeldes eran derrotados en todo el país, lo cual repitieron hasta el ridículo el propio primero de enero de 1959 los principales medios estadounidenses.
  Él sabía que con su ejército desmoralizado y derrotado ante las fuerzas rebeldes que habían tomado  la parte central de la Isla y acechaban Santiago de Cuba, se había acabado también  su principal mito político que ayudó a mantenerlo en el poder y que preconizaba que en Cuba se puede hacer la Revolución con el ejército o sin el ejército, pero nunca en su contra.
   Debió recordar en sus últimos días en el poder cómo realizó el golpe de Estado del cuatro de septiembre de 1933,  engañó a revolucionarios que confiaron en él y desalojó de los mandos a la oficialidad tradicional que obstruía el paso a los jóvenes alistados, a  quienes repartió galones, prebendas y cargos a manos llenas.
   Así  sedimentó una alta oficialidad oficial incondicional a su voluntad que lo apoyó también el 10 de marzo de 1952 y lo acompañaría hasta el final de su régimen.
  Pero en el quinto piso donde funcionaba la Estación de la CIA en la moderna embajada de Estados Unidos, enchapada en mármol blanco y climatizada hasta en sus sótanos  en el Malecón  Habanero, se urdía por primera vez desde aquel lejano 1933 en que Batista se estrenó como su principal hombre en la Habana,  una componenda contrarrevolucionaria sin su participación directa o como figura de segundo orden.
   Los norteamericanos ya le habían hecho saber a Batista el ocho de diciembre por un enviado especial, que debía dejar el poder para hacer posible una solución a la crisis del país que conservara los intereses y dominación estadounidenses.
   La carta bajo la manga del Departamento de Estado y la CIA sería un golpe de estado palaciego y la asunción del poder por una junta militar en La Habana, formado por generales supuestamente no comprometidos demasiado con la dictadura y tenían numerosos candidatos para escoger.
  Durante los últimos cinco años que precedieron a ese invierno de 1958, habían ocurrido hechos que cambiarían el curso de la historia en Cuba.
  El ataque al Cuartel Moncada de Santiago de Cuba el  26 de julio de 1953, hizo emerger una nueva vanguardia revolucionaria dirigida por Fidel Castro y los jóvenes de la generación del Centenario del Apóstol,  quienes con su sangre derramada estimularon en el pueblo la esperanza  de que era posible enfrentarse con éxito a la dictadura y romper con los dogmas que inmovilizaban a los revolucionarios.
  Después vendría el desembarco del Granma y el inicio de la lucha en la Sierra Maestra, junto a las acciones de  la clandestinidad en pueblos y ciudades, todo lo cual hacía inminente   la victoria del Primero de Enero de 1959.
   Pero antes de eso vendría la puesta de escena preparada por el Departamento de Estado y la CIA y el primer acto le tocaría a Batista ahora  relegado a representar  un papel de segunda, cuando anunció su renuncia a las 12 de la noche del 31 de diciembre de 1958, supuestamente impelido por una junta militar y partió con sus cómplices como lo planificó.
   El General Eulogio Cantillo fue la figura central del sainete de esa noche al pedir con voz engolada al dictador  y en nombre del ejército que renunciara, al hablar  siguiendo el plan de la embajada y el gobierno estadounidense en La Habana para impedir el ascenso al poder de la Revolución.
  El militar, ante el hundimiento del ejército, se entrevistó con Fidel Castro  en las inmediaciones de Santiago de Cuba el 28 de diciembre y se comprometió con el líder revolucionario que  no habría golpes de estado y detendría a Batista y sublevaría a las unidades militares contra el régimen, pero no cumplió su palabra.
  La componenda no tuvo éxito y el primero de enero triunfó la Revolución y el ejército de la dictadura  se rendió  en Santiago de Cuba y Santa Clara  ante el empuje de los rebeldes y la huelga general ordenada por Fidel desde la ciudad de Palma Soriano, cuando lanzó  la consigna de “Golpe militar no, Revolución sí”.
  Los comandantes Camilo  Cienfuegos y  Ernesto Che Guevara ocuparían la ciudad militar de Columbia y la fortaleza de la  Cabaña los días dos y el tres de enero, respectivamente,  y Fidel sería recibido en una manifestación apoteósica  en La Habana el ocho  para iniciar una nueva era de la historia nacional.

jueves, 24 de diciembre de 2015

Jurista prominente, docente apasionada



Aída Quintero Dip
   La Doctora en Ciencias Jurídicas Ediltrudis Panadero de la Cruz, vicepresidenta de la Sociedad  Cubana de Derecho Civil y Familia,  y Profesora Titular de la Facultad de Derecho de la   Universidad de Oriente (UO), atesora más de tres décadas en la docencia y una hermosa hoja de servicios en los  ámbitos local y nacional.
   Siente respeto por la instrucción universitaria dada su elevada complejidad y la consagración que demanda, además de la responsabilidad que entraña cumplir tan importante encargo social.
   Fácil es hallar de dónde le viene ese amor y maestría pedagógica, a la que ha dedicado sus mejores años: “Regalo de la vida y privilegio es para mí haber tenido excelsos profesores en la Facultad de Derecho que depositaron un legado de conocimientos, disciplina y valores que hoy inculco a mis discípulos.
  “Todo ello me proporciona una inmensa alegría, la de sentirme útil a los demás y saber la alta valoración por mi trabajo; de siempre estar en la búsqueda para convertir la clase en una aventura junto a los alumnos y del gran reto intelectual que supone”.
    Siente orgullo por saber que la consideran ejemplo de educadora de generaciones de juristas, que le han permitido vivir experiencias edificantes a esta mujer, quien bien merece la reverencia en el Día del Educador, este 22 de diciembre.
   En su currículo abundan lauros como el Premio Nacional de la Academia de Ciencias 2012 y Distinción Especial del Ministro de Educación Superior en Ciencia y Técnica 2013, pero el Premio Edmundo Larramendi Domínguez por la Obra de la Vida, que confiere la Unión Nacional de Juristas en la provincia de Santiago de Cuba, tiene una connotación muy especial para ella.
  “Un reconocimiento así satisface a cualquier mortal, pero este ha calado hondo y lo he disfrutado más que otros por las personas que me acompañaron el día del otorgamiento y por el nombre que lleva, el cual enaltece a quien lo reciba”.
   En las palabras de elogio la calificaron de intelectual comprometida con su tiempo, de sobresaliente obra en la formación de la comunidad jurídica santiaguera, con aportes relevantes a la enseñanza del Derecho y el desarrollo del pensamiento jurídico en Cuba.
   Ese 11 de noviembre de 2015, la homenajeada destacó el verdadero privilegio de que se pensara en ella para ese premio, y mencionó con satisfacción a colegas de gran prestigio en la especialidad también merecedores del estímulo.
  Dijo sentir una inmensa gratitud por las personas que le rodean, colegas, profesores, alumnos, familiares y amigos, quienes  la incentivan en su espíritu de tenacidad en el trabajo;  así como también por la Revolución que le abrió un horizonte de posibilidades y saberes para ser útil a su nación.
  Que Ediltrudis es una persona muy especial lo confirman sus alumnos que le profesan el amor de una madre y la respetan como prominente profesional.
  Una de ellos, Noadis Milán Morales, expresó gran beneplácito por integrar el grupo de estudiantes que la tuvo como paradigma, por su estirpe de jurista, sabios consejos en las aulas primero y en cada espacio de debate e intercambios a favor del desarrollo del Derecho, después.
  Tal vez su mayor mérito es haber formado una cantera de excelentes especialistas de esta ciencia. Había que ver el rostro de sus discípulos cuando  le confirieron el reconocimiento, todos querían de alguna manera profesarle el cariño que sembró en ellos por la carrera, por la vida y el compromiso con la nación.
  De su fértil cosecha, habrá que seguir hablando en el futuro, lo amerita la labor como profesora tutora de seis jóvenes docentes de la Facultad de Derecho en la UO, “a quienes tengo la hermosa misión de lograr que defiendan con éxito su tesis doctoral antes de mi jubilación, no de mi retiro”.
  Sostén, esencia, inspiración es para ella la familia.  “Tengo la dicha de tener una que es un verdadero regalo de los dioses; mi madre ha sido mi ejemplo, mi referente, y mi esposo, Pepín, excelente profesional, el fiel compañero y amigo, a quien admiro y amo”.
  Esa es su gran pasión, según confiesa, junto al trabajo que implica desvelo, responsabilidad, tensiones, tiempo restado al sueño, pero como recompensa le aporta mucho al insuflarle energía, vitalidad y deseos de hacer y estar.
  “Con respecto a las Ciencias Jurídicas, hoy estamos urgidos de cambios legislativos que se atemperen a la actualización del modelo económico cubano  y desde la academia tenemos el compromiso de aportar los fundamentos científicos, sumando la experiencia y la riqueza de la práctica jurídica.
  “Esta se conjuga en los trabajos de diplomados, especialidades, maestrías y doctorados, contentivos de valiosas recomendaciones, muchas de las cuales pueden ser alternativas de solución a los problemas de la esfera en el país”.
  Quienes mejor conocen a Ediltrudis coinciden en expresar que detrás de una mujer recta, exigente, se descubre un ser encantador, dulce, sensible, que ha hecho de su casa refugio seguro para alumnos, colegas, amigos.
  Anida una alta dosis de nobleza en su corazón y allí en el sitio de más calidez   guarda el nombre de estudiantes imprescindibles como Raúl, Jorge Luis, Noadis, Celia y Osmaidy, según expresa, que hoy la acompañan en la docencia, dispuestos a vencer el desafío que les aguarda.
   Hija legítima de la Revolución, nació en 1960. Y ahora, en el aniversario 57 de la epopeya, ella se inclina ante su grandeza y le ofrenda el compromiso de servirle siempre.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Los Cinco y un año de felicidad




 Fidel Rendón y Lisandra Romeu
   En la mente de muchos compatriotas y amigos de la Revolución en el mundo entero todavía permanecen frescas aquellas horas del 17 de diciembre del 2014 cuando, además de anunciarse el inicio de un proceso para el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, fueron liberados los tres luchadores antiterroristas que aún permanecían prisioneros, injustamente, en aquel territorio norteño.
   No pocos lloraron al ver las imágenes del arribo, ese mismo día, de Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labañino Salazar y Antonio Guerrero Rodríguez a su querida y entrañable patria, donde en el propio aeropuerto recibirían el abrazo sincero del General de Ejército Raúl Castro, de sus familiares y los hermanos de lucha Fernando González Llort y René González .
   Vendrían después incontables jornadas de emociones y homenajes, como el concierto de Silvio Rodríguez, en el cual esos cinco cubanos de pueblo corearon a voz en cuello, junto al trovador, las canciones que habían sido como bálsamos para el espíritu en los años de prisión.
   Pero fue, sin dudas, el más memorable de esos momentos el 24 de febrero de este año, en la celebración por el aniversario 120 del reinicio de la Guerra de Independencia, cuando el Presidente cubano les entregó el título de Héroes de la República de Cuba -otorgado desde 2001- y además les impuso la Orden Playa Girón.
   Las primeras expresiones de gratitud en medio de aquel acto solemne fueron para Fidel, “un hombre que nos enseñó que la palabra rendición no existe para un revolucionario”;  también a todos los cubanos y amigos de la solidaridad mundial que abrazaron la causa de Los Cinco fue dedicada tan alta condecoración.
   Con sus muestras de aliento y cariño, este pueblo nunca perdió la fe en el ansiado regreso de esos hijos ilustres de la Patria, y tal como vaticinó el líder histórico de la Revolución, lo harían con la moral y la frente bien altas, pues nunca defraudaron la confianza depositada en sus corazones, ni los más nobles ideales por los cuales habían soportado -al menos tres de ellos, más de 16 años de encierro-, y a riesgo de sus vidas habían penetrado grupos contrarrevolucionarios anticubanos con base en la Florida.
   El ansiado encuentro con quien prometió ¡Volverán!, ocurrió justo a los 73 días después de pisar suelo patrio, y tal cual se esperaba fue tierno, emotivo, como de padre que recibe a sus hijos, en el que además del anhelado abrazo no faltaron las anécdotas, las jaranas, los recuerdos de tristeza por los seres queridos ya no presentes, pero sobre todo resultaron cinco horas alegres y profundas por las reflexiones de Fidel.
   Reconocimiento especial merece la solidaridad internacional, tan decisiva como la lucha que libró el pueblo cubano por la libertad de René, Fernando, Antonio, Ramón y Gerardo.
    En la medida que se conocía del caso de Los Cinco, de las arbitrariedades de la administración estadounidense y la mafia cubano-americana contra ellos, se fueron sumando a la campaña mundial por su excarcelación más gobiernos, parlamentos, juristas, movimientos sociales, personalidades, y organizaciones obreras, estudiantiles, femeninas, campesinas, artistas e intelectuales.
   No podían faltar entonces los recorridos por varias naciones de casi todos los continentes, donde han sido homenajeados con altas condecoraciones y en las que han agradecido tan desinteresada y sincera ayuda.
   La Patria de Simón Bolívar fue la primera en privilegiarse con la presencia de Los Cinco, quienes sin quitarse el polvo del camino acudieron a la estatua de El Libertador a rendirle homenaje.
   También hubo sentido tributo al eterno Hugo Chávez, en el Cuartel de la Montaña de Caracas, y en el propio suelo bolivariano fueron condecorados con la Orden Libertadores y Libertadoras de Venezuela, en su primera clase.
   Con mucha humildad nuestros Héroes han recibido los agasajos y, sobre todo en su Patria, han pedido nuevas tareas ante los enormes desafíos por vencer, como la de exigir a Estados Unidos que ponga fin al injusto bloqueo económico, comercial y financiero hacia Cuba, le devuelva el territorio guantanamero que ilegalmente ocupa con una base militar, y cese su guerra subversiva contra la Isla, sin olvidar tampoco el combate de cada compatriota contra las insuficiencias internas e indisciplinas.
   Conocedores bien, como José Martí, del monstruo, pues vivieron -y sufrieron- en sus verdaderas entrañas, seguramente a René, Fernando, Antonio, Ramón y Gerardo no les sorprendió el anuncio del 17 de diciembre de 2014, cuando en medio de la alegría por el  regreso a su querida tierra de los tres luchadores que faltaban, el presidente norteamericano dejó bien claro que en la política hacia la mayor de las Antillas  cambiarían los métodos, no los objetivos.
    En realidad, durante el año transcurrido han cumplido el pedido que el 28 de febrero les hiciera Fidel en su inolvidable encuentro: que invirtieran una parte de su inmenso prestigio en algo que será sumamente útil a nuestro pueblo.
   Su ejemplo y prestigio son de utilidad para las batallas que se deben librar ante las pretensiones imperiales contra Cuba, América Latina y otros pueblos del mundo, las cuales exigen una dosis de unidad revolucionaria, patriotismo, resistencia, sacrificios, inteligencia y permanente fe en la victoria, pero también de entrega y pasión por la causa en la que se cree.
   Podría hablarse entonces de satisfacción inmensa para Los Cinco, y por qué no, de felicidad en este 2015, un año que les ha regalado la alegría de estar en familia, de cantar y bailar el tema que más gusta, de paladear el verdadero sabor criollo, de abrazar a una pequeña Gema, de amar plenamente.

martes, 15 de diciembre de 2015

Las santiagueras y el acceso al empleo, un derecho merecido




Aída Quintero Dip
  Las mujeres santiagueras disfrutan del acceso al empleo como un derecho merecido otorgado por la Revolución y hoy representan el 43 por ciento de la fuerza laboral activa en el sector estatal.
  Sunilda Montes de Oca, miembro del secretariado de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en el territorio, destacó a la ACN el marcado contraste respecto a 1959, cuando en el ámbito laboral de Santiago de Cuba estaban empleadas apenas ocho mil mujeres.
  La mayoría eran domésticas, con nivel cultural de segundo grado, que prevalecía como promedio en la población de la Isla en esa época, recordó.
  Ese panorama era un reflejo de la situación de Cuba en tiempos de la república neocolonial, cuando la tasa de desempleo del país se elevó al 8,3 por ciento y en la zona oriental llegó hasta el 10,4 por ciento.
  Como ejemplo del aprovechamiento de las oportunidades ofrecidas por la Revolución y del alto nivel de equidad del cual disfrutan, las santiagueras hoy constituyen el 68 por ciento de la fuerza profesional y técnica,  lo que denota alta calificación y protagonismo.
  Han ampliado sus horizontes, apuntó Montes de Oca, al incorporarse a sectores no tradicionales, pueden encontrarse manejando un tractor, machete en mano en los cañaverales, o asumiendo alternativas laborales en el cuentapropismo, con la misma devoción con que educan a la familia.
  Destacó que no solo son beneficiarias al tener derecho a un empleo decoroso, sino que logran otras ventajas como libertad para elegirlo, igualdad de oportunidades, derecho a la seguridad social, sin discriminación de ningún tipo, además de capacitación de toda índole.
  Y asumen cualquier oficio, aunque sea duro,  en el campo se desempeñan en fuertes faenas de la agricultura, son cooperativistas o usufructuarias, y barren calles como trabajadoras de  Servicios Comunales, precisó la dirigente de la FMC.
  Tienen responsabilidad en diversas ramas socioeconómicas, dirigen policlínicos, fábricas, universidades, órganos de prensa; constituyen el 50 por ciento de los directivos en la provincia, aunque todavía enfrentan vestigios del pasado que las limitan en cargos de toma de decisiones.
  Para Pura A. Osorio Dávila, técnica en gestión de los recursos humanos, la Revolución las dignificó primero y después les abrió un horizonte de opciones para acceder a profesiones, oficios y  puestos laborales, en los cuales son disciplinadas y dedicadas.
  Mientras Arelis Gorguet Mckitty, licenciada en Derecho y trabajadora del Aeropuerto Internacional Antonio Maceo, de esta ciudad, valora mucho la posibilidad que han tenido de realizar estudios superiores para servir mejor a la nación y el derecho de participar en la defensa de la Patria.