jueves, 24 de diciembre de 2015

Jurista prominente, docente apasionada



Aída Quintero Dip
   La Doctora en Ciencias Jurídicas Ediltrudis Panadero de la Cruz, vicepresidenta de la Sociedad  Cubana de Derecho Civil y Familia,  y Profesora Titular de la Facultad de Derecho de la   Universidad de Oriente (UO), atesora más de tres décadas en la docencia y una hermosa hoja de servicios en los  ámbitos local y nacional.
   Siente respeto por la instrucción universitaria dada su elevada complejidad y la consagración que demanda, además de la responsabilidad que entraña cumplir tan importante encargo social.
   Fácil es hallar de dónde le viene ese amor y maestría pedagógica, a la que ha dedicado sus mejores años: “Regalo de la vida y privilegio es para mí haber tenido excelsos profesores en la Facultad de Derecho que depositaron un legado de conocimientos, disciplina y valores que hoy inculco a mis discípulos.
  “Todo ello me proporciona una inmensa alegría, la de sentirme útil a los demás y saber la alta valoración por mi trabajo; de siempre estar en la búsqueda para convertir la clase en una aventura junto a los alumnos y del gran reto intelectual que supone”.
    Siente orgullo por saber que la consideran ejemplo de educadora de generaciones de juristas, que le han permitido vivir experiencias edificantes a esta mujer, quien bien merece la reverencia en el Día del Educador, este 22 de diciembre.
   En su currículo abundan lauros como el Premio Nacional de la Academia de Ciencias 2012 y Distinción Especial del Ministro de Educación Superior en Ciencia y Técnica 2013, pero el Premio Edmundo Larramendi Domínguez por la Obra de la Vida, que confiere la Unión Nacional de Juristas en la provincia de Santiago de Cuba, tiene una connotación muy especial para ella.
  “Un reconocimiento así satisface a cualquier mortal, pero este ha calado hondo y lo he disfrutado más que otros por las personas que me acompañaron el día del otorgamiento y por el nombre que lleva, el cual enaltece a quien lo reciba”.
   En las palabras de elogio la calificaron de intelectual comprometida con su tiempo, de sobresaliente obra en la formación de la comunidad jurídica santiaguera, con aportes relevantes a la enseñanza del Derecho y el desarrollo del pensamiento jurídico en Cuba.
   Ese 11 de noviembre de 2015, la homenajeada destacó el verdadero privilegio de que se pensara en ella para ese premio, y mencionó con satisfacción a colegas de gran prestigio en la especialidad también merecedores del estímulo.
  Dijo sentir una inmensa gratitud por las personas que le rodean, colegas, profesores, alumnos, familiares y amigos, quienes  la incentivan en su espíritu de tenacidad en el trabajo;  así como también por la Revolución que le abrió un horizonte de posibilidades y saberes para ser útil a su nación.
  Que Ediltrudis es una persona muy especial lo confirman sus alumnos que le profesan el amor de una madre y la respetan como prominente profesional.
  Una de ellos, Noadis Milán Morales, expresó gran beneplácito por integrar el grupo de estudiantes que la tuvo como paradigma, por su estirpe de jurista, sabios consejos en las aulas primero y en cada espacio de debate e intercambios a favor del desarrollo del Derecho, después.
  Tal vez su mayor mérito es haber formado una cantera de excelentes especialistas de esta ciencia. Había que ver el rostro de sus discípulos cuando  le confirieron el reconocimiento, todos querían de alguna manera profesarle el cariño que sembró en ellos por la carrera, por la vida y el compromiso con la nación.
  De su fértil cosecha, habrá que seguir hablando en el futuro, lo amerita la labor como profesora tutora de seis jóvenes docentes de la Facultad de Derecho en la UO, “a quienes tengo la hermosa misión de lograr que defiendan con éxito su tesis doctoral antes de mi jubilación, no de mi retiro”.
  Sostén, esencia, inspiración es para ella la familia.  “Tengo la dicha de tener una que es un verdadero regalo de los dioses; mi madre ha sido mi ejemplo, mi referente, y mi esposo, Pepín, excelente profesional, el fiel compañero y amigo, a quien admiro y amo”.
  Esa es su gran pasión, según confiesa, junto al trabajo que implica desvelo, responsabilidad, tensiones, tiempo restado al sueño, pero como recompensa le aporta mucho al insuflarle energía, vitalidad y deseos de hacer y estar.
  “Con respecto a las Ciencias Jurídicas, hoy estamos urgidos de cambios legislativos que se atemperen a la actualización del modelo económico cubano  y desde la academia tenemos el compromiso de aportar los fundamentos científicos, sumando la experiencia y la riqueza de la práctica jurídica.
  “Esta se conjuga en los trabajos de diplomados, especialidades, maestrías y doctorados, contentivos de valiosas recomendaciones, muchas de las cuales pueden ser alternativas de solución a los problemas de la esfera en el país”.
  Quienes mejor conocen a Ediltrudis coinciden en expresar que detrás de una mujer recta, exigente, se descubre un ser encantador, dulce, sensible, que ha hecho de su casa refugio seguro para alumnos, colegas, amigos.
  Anida una alta dosis de nobleza en su corazón y allí en el sitio de más calidez   guarda el nombre de estudiantes imprescindibles como Raúl, Jorge Luis, Noadis, Celia y Osmaidy, según expresa, que hoy la acompañan en la docencia, dispuestos a vencer el desafío que les aguarda.
   Hija legítima de la Revolución, nació en 1960. Y ahora, en el aniversario 57 de la epopeya, ella se inclina ante su grandeza y le ofrenda el compromiso de servirle siempre.

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