Aída Quintero Dip
La Doctora en
Ciencias Jurídicas Ediltrudis Panadero de la Cruz, vicepresidenta de la
Sociedad Cubana de Derecho Civil y
Familia, y Profesora Titular de la
Facultad de Derecho de la Universidad
de Oriente (UO), atesora más de tres décadas en la docencia y una hermosa hoja de
servicios en los ámbitos local y
nacional.
Siente respeto por
la instrucción universitaria dada su elevada complejidad y la consagración que
demanda, además de la responsabilidad que entraña cumplir tan importante
encargo social.
Fácil es hallar de
dónde le viene ese amor y maestría pedagógica, a la que ha dedicado sus mejores
años: “Regalo de la vida y privilegio es para mí haber tenido excelsos
profesores en la Facultad de Derecho que depositaron un legado de
conocimientos, disciplina y valores que hoy inculco a mis discípulos.
“Todo ello me
proporciona una inmensa alegría, la de sentirme útil a los demás y saber la
alta valoración por mi trabajo; de siempre estar en la búsqueda para convertir
la clase en una aventura junto a los alumnos y del gran reto intelectual que
supone”.
Siente orgullo por
saber que la consideran ejemplo de educadora de generaciones de juristas, que
le han permitido vivir experiencias edificantes a esta mujer, quien bien merece
la reverencia en el Día del Educador, este 22 de diciembre.
En su currículo
abundan lauros como el Premio Nacional de la Academia de Ciencias 2012 y
Distinción Especial del Ministro de Educación Superior en Ciencia y Técnica
2013, pero el Premio Edmundo Larramendi Domínguez por la Obra de la Vida, que
confiere la Unión Nacional de Juristas en la provincia de Santiago de Cuba,
tiene una connotación muy especial para ella.
“Un reconocimiento
así satisface a cualquier mortal, pero este ha calado hondo y lo he disfrutado
más que otros por las personas que me acompañaron el día del otorgamiento y por
el nombre que lleva, el cual enaltece a quien lo reciba”.
En las palabras de
elogio la calificaron de intelectual comprometida con su tiempo, de
sobresaliente obra en la formación de la comunidad jurídica santiaguera, con
aportes relevantes a la enseñanza del Derecho y el desarrollo del pensamiento
jurídico en Cuba.
Ese 11 de noviembre
de 2015, la homenajeada destacó el verdadero privilegio de que se pensara en
ella para ese premio, y mencionó con satisfacción a colegas de gran prestigio
en la especialidad también merecedores del estímulo.
Dijo sentir una
inmensa gratitud por las personas que le rodean, colegas, profesores, alumnos,
familiares y amigos, quienes la
incentivan en su espíritu de tenacidad en el trabajo; así como también por la Revolución que le
abrió un horizonte de posibilidades y saberes para ser útil a su nación.
Que Ediltrudis es
una persona muy especial lo confirman sus alumnos que le profesan el amor de
una madre y la respetan como prominente profesional.
Una de ellos, Noadis
Milán Morales, expresó gran beneplácito por integrar el grupo de estudiantes
que la tuvo como paradigma, por su estirpe de jurista, sabios consejos en las
aulas primero y en cada espacio de debate e intercambios a favor del desarrollo
del Derecho, después.
Tal vez su mayor
mérito es haber formado una cantera de excelentes especialistas de esta
ciencia. Había que ver el rostro de sus discípulos cuando le confirieron el reconocimiento, todos
querían de alguna manera profesarle el cariño que sembró en ellos por la
carrera, por la vida y el compromiso con la nación.
De su fértil
cosecha, habrá que seguir hablando en el futuro, lo amerita la labor como
profesora tutora de seis jóvenes docentes de la Facultad de Derecho en la UO,
“a quienes tengo la hermosa misión de lograr que defiendan con éxito su tesis
doctoral antes de mi jubilación, no de mi retiro”.
Sostén, esencia,
inspiración es para ella la familia.
“Tengo la dicha de tener una que es un verdadero regalo de los dioses;
mi madre ha sido mi ejemplo, mi referente, y mi esposo, Pepín, excelente
profesional, el fiel compañero y amigo, a quien admiro y amo”.
Esa es su gran
pasión, según confiesa, junto al trabajo que implica desvelo, responsabilidad,
tensiones, tiempo restado al sueño, pero como recompensa le aporta mucho al
insuflarle energía, vitalidad y deseos de hacer y estar.
“Con respecto a las
Ciencias Jurídicas, hoy estamos urgidos de cambios legislativos que se
atemperen a la actualización del modelo económico cubano y desde la academia tenemos el compromiso de
aportar los fundamentos científicos, sumando la experiencia y la riqueza de la
práctica jurídica.
“Esta se conjuga en
los trabajos de diplomados, especialidades, maestrías y doctorados, contentivos
de valiosas recomendaciones, muchas de las cuales pueden ser alternativas de
solución a los problemas de la esfera en el país”.
Quienes mejor
conocen a Ediltrudis coinciden en expresar que detrás de una mujer recta,
exigente, se descubre un ser encantador, dulce, sensible, que ha hecho de su
casa refugio seguro para alumnos, colegas, amigos.
Anida una alta dosis
de nobleza en su corazón y allí en el sitio de más calidez guarda el nombre de estudiantes
imprescindibles como Raúl, Jorge Luis, Noadis, Celia y Osmaidy, según expresa,
que hoy la acompañan en la docencia, dispuestos a vencer el desafío que les
aguarda.
Hija legítima de la
Revolución, nació en 1960. Y ahora, en el aniversario 57 de la epopeya, ella se
inclina ante su grandeza y le ofrenda el compromiso de servirle siempre.
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