Aída Quintero Dip
Los postulados que
defiende la Asociación Nacional del Ciego (ANCI) y la voluntad de personas como
Roberto Puebla Griñan permiten hacerles la guerra a la adversidad y disfrutar
de los derechos de que gozan en Cuba.
Con baja visión y defectólogo de profesión,
valora que en la Isla, como en ninguna otra nación, hay condiciones para
insertarse en la sociedad porque existe una actitud política mediante
resoluciones y disposiciones, que garantizan la atención a ese segmento de la
población.
En 1998 Puebla Griñan empezó a perder la
visión, cuando estudiaba Economía en la Universidad de Oriente y trabajaba en
la fábrica de calzado plástico de Palma Soriano, en la provincia de Santiago de
Cuba, como técnico de control de la calidad.
Al acudir al especialista, recuerda, me
diagnosticaron atrofia del nervio óptico, una enfermedad de la cual no tenía
antecedentes, pero recibí un tratamiento muy efectivo.
Tuvo que interrumpir trabajo y carrera por
indicación médica; el mundo se le vino encima, mas tenía 25 años y la depresión
se transformó en rebeldía, en búsqueda, así creó el club de amigos Amo esta
Isla, que promovía solidaridad con la Antilla Mayor.
Entonces me entregué con tanta pasión a la
ANCI que fui representante de los jóvenes primero, luego de Relaciones Públicas
hasta que me eligieron presidente en mi municipio, señala.
Quería asirme a algo
fuerte que levantara mi espíritu, y la organización le dio ese sentido a mi
vida, es la extensión de mi familia y Mayra Ramírez, mi esposa, también de baja visión, ha sido
imprescindible en ese camino, dijo.
Cuando en Palma Soriano surgió un proyecto de
interacción con personas sordo-mudas
-discapacidad muy compleja-,
muchos pensaron con razón que una idea así solo podía ser de Roberto Puebla
Griñan, para dar prioridad a las siete
conceptuadas en esa categoría, de los 635 miembros de la ANCI en su
localidad.
Socializar sus experiencias y que puedan expresar opiniones, necesidades y
llevar la sociedad hacia ellos, orientando a la familia y a las instituciones,
sobre diversos temas que aseguren atención y respaldo eficientes es el objetivo, señaló.
A pesar de ser débil visual después decidió estudiar en el Pedagógico
santiaguero, donde se graduó en la Enseñanza Especial en Defectología, ideal en
su función de guiar y estimular a ciegos y débiles visuales para facilitar su
integración e inclusión social.
Con lógicas incertidumbres me incorporo a los
talleres literarios, ya que me atrapó la literatura como una forma de
expresarme, escribí poesía, cuento, teatro y gané varios premios en el ámbito
nacional, refiere.
José Cuevas
Veranes, presidente de la ANCI en la provincia, dice que el ejemplo del palmero
se repite en muchos de los cuatro mil 872 miembros en el territorio, donde el
Estado ha puesto cuantiosos recursos y esmerada asistencia para proteger sus
derechos.
Agregó que son privilegiados en la atención
de salud desde los consultorios con consultas oftalmológicas para atenuar y
resolver cegueras y que igual ocurre
cuando necesitan de operaciones.
Roberto se siente como los demás, no obstante
su discapacidad, que no le ha impedido aportar, cultivar su talento, y ser
reconocido como cualquier cubano de estos tiempos, motivos tiene para celebrar
el Día Mundial de los Derechos Humanos, este 10 de diciembre.
Las cegueras de alma están casi en extinción en un país donde el Estado es el
primero que nos protege, por eso mi corazón mira solo la ternura de las
personas bondadosas que abundan en todas partes, para tenderte la mano cuando
más lo necesitas, destaca.
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