jueves, 3 de diciembre de 2015

Medicina con F de Finlay



Mairyn Arteaga Díaz
  Decir que la medicina cubana lleva nombre de Finlay no es una afirmación banal, ni una frase traída por los pelos para rellenar cuartillas: la medicina cubana tiene entrañas de tantos otros, pero Finlay la ha marcado especialmente.
  Y a la latinoamericana también.
  Su más reconocido aporte yace en el descubrimiento del agente transmisor del virus de la fiebre amarilla: el mosquito Aedes Aegypti, sin embargó realizó tempranos estudios sobre el cólera y su propagación a través de aguas contaminadas.
  Hoy en la Isla no hay ni uno solo de sus preceptos que no posea vigencia abrumadora, ni un galeno que no sienta que, de algún modo, su quehacer diario es herencia de aquel señor nacido en Camagüey el tres de diciembre de 1833.
  Se llamó Carlos J. Finlay y si hoy América Latina toda dedica esta jornada a la medicina y sus hacedores es, de la misma manera, en homenaje al eminente científico e investigador.
  En Villa Clara, los hombres y mujeres de batas blancas, le guardan singular respeto y admiración; no porque forme parte de saberes aprehendidos, que lo es, sino por insuflar, a 182 años de su llegada al mundo, materia viviente a una ciencia que a cada minuto se transforma.
  La doctora María de Lourdes Sánchez es jefa de laboratorio en el Centro Provincial de Higiene y Epidemiología, precisamente la rama del camagüeyano ilustre, y resume los aportes del territorio en este ámbito.
  Que en Villa Clara se hayan creado 15 Centros Especializados en Pesquisas Activo Integral (CEPAI), para el diagnóstico de enfermedades transmisibles y crónicas no transmisibles, no constituye un mérito solo de la región, pero resulta motivo de orgullo para los que desde aquí enaltecen a las ciencias médicas y su desarrollo.
  Que estas entidades permitan la detección precoz del cáncer de colon, de próstata o de insuficiencias renales deviene, a todas luces, otra razón para distinguir a los que a cada segundo se desviven por salvar a un ser humano.
  Que los pacientes accedan a estas tecnologías desde sus municipios de residencia, sin tener que trasladarse a la cabecera provincial es, igualmente, un elemento que habla de las buenas prácticas de esta esfera en la mayor de las Antillas.
  Villa Clara se incluye, junto a Santiago de Cuba, dentro de las zonas que próximamente instituirán, desde sus territorios, el diagnóstico confirmatorio del Virus de Inmunodeficiencia Humana VIH/SIDA, un procedimiento que antes solo se realizaba en la capital.
  Según María de Lourdes desde aquí también se llevan a cabo pesquisas en la búsqueda del Virus del Papiloma Humano, grupos de organismos que infectan la piel y membranas mucosas y causan condilomas u otras infecciones, a veces cancerígenas.
  Por eso y por logros en ocasiones anónimos, el doctor Neil Reyes Miranda, jefe del departamento de enfermedades transmisibles, afirma que si Cuba no se ha limitado solo a la etapa curativa del paciente, sino que fomenta investigaciones en el campo de la salud, es producto de las enseñanzas de Finlay.
  Un nombre que para él no se queda en la frialdad de un pasado lejano, ni en textos que lo mencionan por ser elemento legitimador, todo lo contrario: el médico encierra un universo de verdades que hasta hoy, resultan irrefutables.
  Y no solo para Cuba.
  En Latinoamérica, también la medicina va con F de Finlay.    

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