lunes, 18 de marzo de 2013

De Sabaneta de Barinas a la inmortalidad


Aída Quintero Dip
El niño arañero de Sabaneta de Barinas, el soldado forjado en el honor, el protagonista de la rebelión cívico-militar del 4 de febrero de 1992, devenido Comandante Presidente; llegó en la vanguardia  de su tropa o de su pueblo al museo histórico militar Cuartel de la Montaña, convertido desde el 15 de marzo de 2013 en santuario de la nueva Patria, la de Bolívar, la de Chávez.
“Llegamos a este punto del camino con usted al frente y hoy iniciamos la marcha sin usted presente, pero con usted al frente, líder supremo de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, porque sus ideas nos iluminan y su ejemplo es imperecedero”, expresó visiblemente conmovido Nicolás Maduro, en las honras fúnebres desde ese simbólico altar.
Y allí estará vigilante, custodiando a Venezuela, a nuestra América, uniendo en un abrazo a todos los pueblos que la integran. Es el sitio donde comenzó todo, la génesis de la Revolución Bolivariana; no pudo haber lugar tan sagrado para sembrarlo, hasta que se encuentre definitivamente con el Libertador.
Es el Chávez de la suficiente hidalguía para decir por ahora, admitiendo que en ese momento no era posible; mas el país tenía que enrumbarse hacia un destino mejor, era su certeza. Tal convicción y  gallardía se multiplicaron hasta edificar “la Patria que ahora sí tenemos”, para defenderla hasta el último aliento.
Todavía me parece escucharlo cantar con el alma misma su “Patria, Patria, Patria querida, eres mi sol, eres mi vida, eres mi amor”, retumbando en la voz de un hombre que redujo la pobreza, regaló salud, y le puso melodía a la política que la entendió como el arte de amar al prójimo.
Los testimonios de venezolanos, cubanos o bolivianos;  reconocimientos de estadistas, políticos, intelectuales, deportistas, me lo devuelven en su gran dimensión humana,  dignificando a la población más humilde, más pobre y necesitada. Es como si hubiese nacido para cumplir la misión de hacer el bien  y convertir lo extraordinario en cotidiano.
Por las calles de Caracas lo llevaron en brazos sus hermanos de lucha, su pueblo; la Plaza de Bolívar, el Prado de los Próceres lo reverenciaron; los mismos sitios que lo victorearon en las campañas electorales, en los proyectos de beneficio social para sus compatriotas o en cada misión realizando sueños, como preceptor de Venezuela, su segundo libertador.
Fue impresionante, conmovedora, la multitudinaria manifestación de tributo al Comandante Presidente Hugo Chávez Frías, que acompañó el cortejo fúnebre por áreas emblemáticas de su amada tierra desde la Academia Militar hasta el Cuartel de la Montaña, donde el destacado líder  puso la simiente para el despertar y resurgir de la nación suramericana.
Nicolás Maduro, presidente encargado de Venezuela, aspira a una campaña electoral de altura que tendrá su veredicto el próximo 14 de abril. Y yo pienso que en estos días difíciles pero de grandeza para el país y su epopeya revolucionaria, el legado de Chávez está presente y su pueblo sabrá crecerse con estoicismo y altivez en esa nueva batalla.
Ya lo confirmó su hermano Adán, en la íntima y emotiva ceremonia en su honor, en el Cuartel de la Montaña, donde agradeció en nombre de la familia tantas muestras de amor y solidaridad, y dijo: “Haremos todo lo posible para que la Revolución Bolivariana sea irreversible”.
La convicción de que el líder vive y la lucha sigue es grande. “Para los que piensen que ahora no tenemos a Chávez, se equivocan, ahora es cuando nosotros tenemos a Chávez”, ha subrayado Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional.
El fiel amigo que se mantuvo a su lado en los tiempos de edificación de la Patria nueva,  Evo Morales, presidente de Bolivia,  sigue junto a él en estas jornadas de dolor y esperanza cuando el gran patriota ha trascendido a la inmortalidad. Hugo, no nos abandone, expresó conmovido, para asegurar que su legado permanece en Latinoamérica y en el mundo.
“Perdimos al mejor amigo de Cuba”, sintetizó Fidel hace pocos días en un artículo, una frase que encierra cuánto Chávez significada para los cubanos, que es decir para el propio Fidel.
Y no deja de sorprendernos, a medida en que más lo conocemos, es mayor su grandeza. Como excelente comunicador siempre partía de la historia, también abrazó el periodismo desde su cátedra política de Aló Presidente, la mirada con los ojos del sur de Tele Sur y  su cuenta @chavezcandanga en Twitter, que fue no solo tribuna sino campo de batalla.
A un cantor llanero de su estirpe,  orfebre de ideas y obras fecundas, de vocación humanista y democrática, bien cabría dedicarle esta frase de una canción: “Yo te saludo en nombre de los nuevos, de los que no han de acusarte por amar…”. Chávez por ahora y por siempre estarás en el corazón de los pueblos de la América nuestra.

Mi madre es sabia y amorosa



Aída Quintero Dip
Este 11 de marzo mi madre, Artimia Dip Aranda, descendiente de árabe pero con una cubanía que le brota por los poros, cumplió 92 años. Es sorprendente su vitalidad   -todavía cocina- y la  prodigiosa memoria que conserva capaz de recordar los hechos más lejanos e increíbles. Es una mujer que se distingue por su bondad, siempre presta a servir a los demás, nunca se pone brava, mantiene su alegría y su sonrisa, solo le atormenta tener enfermos a alguna de sus cuatro hijas, ocho nietos o tres bisnietos.
Cada 11 de marzo nos reunimos y celebramos su cumpleaños con una fiesta de cariño, y mi primo Félix Oscar que la consiente como nadie, dice que ella es el horcón de la familia, y espera que integre el club de los 120 años. No está del todo errado, pues el círculo de abuelo del barrio al que pertenece la considera muy activa, de las primeras en  las actividades que organizan.
Es Artimia, pero muy bien podría llamarse maravilla;  parecía frágil, mas desde que mi padre murió, hace ya 24 años, asumió con una fortaleza que asombra las riendas de una familia forjada sobre la base del amor y el respeto. Mis hermanas y yo nos sentimos privilegiadas de tenerla, de mimarla; estamos orgullosas de nuestra madre, muy querida también entre sus vecinos en la barriada de El Caney en  Santiago de Cuba.
Félix, mi padre, fue su único novio, su único esposo, el gran amor de su vida que solo la muerte pudo separar, aunque no quebrarlo porque se mantuvo vivo, latente en su corazón. Cuarenta y un años de casados es un tiempo suficiente como para no olvidar la felicidad y avatares compartidos.
Su salud es envidiable,  no sabe de altanería  ni de  fastuosidades ni orgullo, es una mujer sencilla, feliz de lo que tiene, que no sufre por lo que le falta,  le basta el amor y respeto de sus semejantes para sentirse plena. Y esa fue la educación que fomentó en sus descendientes.
Su gran premio y  satisfacción que no puede ocultar: que sus cuatro hijas sean profesionales, aunque procedan de una familia muy humilde. Hilda es pedagoga en Química; Irma, en Cultura Física; Marelis, médica pediatra, y Aída, periodista. Sus nietos van por similar camino.
Ella tiene dones, pero hay uno muy especial que motiva curiosidad: cura empachos como por arte de magia, sencillamente pasa sus manos suavemente por el vientre de la persona en cuestión y  pasado unos 10 minutos una buena tisana de menta, mejorana, o cualquier planta similar y remedio santo, como dicen los abuelos. Hasta los médicos se la recomiendan a sus pacientes, sobre todo cuando son niños.
Cuenta que mi abuelo, su padre, vino de Siria con apenas 18 años, llegó hasta Cuba de polizonte en un barco en busca de fortuna y casi se hace “millonario”, pero de amor cuando al poco tiempo conoció a una linda guajira santiaguera llamada Juaquina, de la cual se enamoró a “lo árabe”, formaron un  matrimonio de 12 hijos, forjados en la rectitud y el apego al trabajo.
Mi madre Artimia es de alma noble y corazón de oro, ¿qué mayor premio podría darme la vida?

jueves, 14 de marzo de 2013

Secretas ciencias del periodismo martiano

Aída Quintero Dip
El periodismo de José Martí es de predica y de combate, desde el concebido como pura pedagogía al estilo de La Edad de Oro, hasta el que aparece en el periódico Patria, que merece mención aparte porque resume el concepto martiano de que el periodista es un soldado de las ideas, y como tal ha de tener bien definida su estrategia y su táctica, pues  no todos los temas pueden tratarse de la misma manera en cada momento.
Un análisis sincero de una cuestión determinada hecho a destiempo, puede malograr el resultado de una acción ineludible para la consecución de un objetivo vital a la causa que se defiende. Se infiere que,  además de sabio y bueno, el buen periodista debe ser astuto, de lo contrario volverá contra sí mismo sus armas. Aquellas flaquezas de lo propio que es imprescindible ventilar entre los compatriotas -porque lo que ha de interesar al profesional  honrado es sanear el mal y no armar alharaca-, no han de sacarse innecesariamente a la vista del enemigo que las aprovechará sin dudas en su beneficio.
En el artículo Nuestra Prensa, publicado en Patria, Martí expresa: “una es la prensa, y mayor su libertad, cuando en la república segura se contiende, sin más escudo que ella, por defender las libertades de los que las invocan  para violarlas, de los que hacen de ella mercancía, y de los que las persiguen como enemigas de sus privilegios y de su autoridad.
“Pero la prensa es otra cuando se tiene  en frente al enemigo. Entonces en voz baja se pasa la señal. Lo que el enemigo ha de oír,  no es más que la voz de ataque.” Esta lección es permanente.
Muchas son las enseñanzas que de su vasta obra podemos asimilar los profesionales de la prensa revolucionaria a 160 años del natalicio de quien, el 8 de junio de 1875, en La Revista Universal de México, definía con inusitada profundidad el papel que debía asumir la prensa: “…Toca a la prensa encaminar, explicar, enseñar, guiar, dirigir; tócale examinar los conflictos, no irritarlos  con un juicio apasionado; no encarnizarlos con un alarde de adhesión  tal vez extemporánea, tócale proponer soluciones, madurarlas y hacerlas fáciles, someterlas a consulta y reformarlas según ella; tócale, en fin, establecer y fundamentar enseñanzas, si pretende que el país la respete, y que conforme a sus servicios y merecimientos, la proteja y la honre.”
Entonces tenía sólo 22 años, pero ya resumía con tal discernimiento y agudeza los objetivos y las misiones  del periodismo ético y revolucionario que predicó, revelándose como periodista de afilada pluma y acercándose a todos los temas con igual sabiduría, rapidez y seguridad.
Desde la perspectiva del Maestro, el periodista debía ser orgánicamente revolucionario, no sólo en política, sino en el más cabal sentido del término; o quedar reducido a la categoría de  simple repetidor o amplificador de acontecimientos. Debía conocer desde la nube hasta el microbio y estar atento a los signos de los tiempos.
Sólo a la enorme base cultural que cimentó y en la que se apoyaban sus juicios, unida a la capacidad excepcional de ver  -porque miraba con el corazón- donde otros no veían, por la comparación, por el análisis, se debe la magnitud de su legado periodístico; y a su indómita  voluntad de participar de manera activa en la construcción de un mundo nuevo en una época, donde debía cotejarse a la novedad de los sucesos, la novedad de la palabra y del estilo que debían describirlos y desentrañarlos.
Y es que Martí se expresó en un tono profundamente revolucionario, vitalidad ética y movilizadora de oyentes y lectores. A esto se debe, en esencia, que  sus textos fundadores sean totalmente contemporáneos.
Conocer y meditar, y viceversa, son dos factores imprescindibles a la hora de enfrentar el análisis de cualquier asunto, aunque sea el más trivial. He ahí una secreta ciencia del periodismo martiano.
El tamaño del periodista que fue no está dado por la poquedad de su época, que dio voces que aún hacen vibrar los claustros de las escuelas de letras; tampoco por el grado de desarrollo en que se encontraban las repúblicas americanas. La lectura de sus textos ruboriza el más exigente, pues él habló como un erudito de economía política, agricultura, arte, literatura, modas y costumbres, y de cuanto fue preciso y creyó útil al mejoramiento humano.
En su función formativa, el periodista debía tener claro su objetivo. No decir por la avidez de sentar cátedra en la prensa o en la lengua, ni hacer gala de una sapiencia estéril, sino decir con aquel elevado concepto ético de lo humano trascendente que lleva al individuo a ser su mayor crítico y su mejor preceptor.
No para exhibir desde una vitrina, Martí legó ese sentido de responsabilidad de la prensa y el periodista, cuando insistía en que el periódico: “Debe ser coqueta para seducir, catedrático para explicar, filósofo para mejorar, pilluelo para penetrar, guerrero para combatir. Debe ser útil, sano, elegante, oportuno y valiente”.
Por eso una labor como la nuestra no puede caer en el error de los esquemas, mucho menos si se trata de reflejar la propia esencia de la  Revolución, que es fruto de sus ideas,  y  es la constante renovación, y, por lo tanto,  el periodismo tiene que parecerse a la Revolución en ese sentido de cambio, de búsqueda.
En la medida en que asimilemos conscientemente la necesidad de elaborar un mensaje cada vez más integral, profundo, equilibrado, maduro; que estudiemos y profundicemos en función del papel político que nos corresponde, como hacedores de una prensa comprometida y militante, estaremos más en la avanzada de una nación que lideran Fidel y Raúl, con la presencia indiscutible de Martí en esa guerra mayor de pensamiento que se nos hace, la cual requiere dar prioridad al conocimiento abarcador, como estrategia vital.
Y no ser simples críticos, sino actuar y obrar con la certeza de que la Revolución es nuestra y en función de esto develamos errores, deficiencias, tendencias negativas, y proponemos alternativas, caminos, con la pasión de la verdad como premisa.
El papel de la prensa en general  debe proyectarse en tal sentido, no puede ser mero reproductor, sino debe partir de un ejercicio coherente de contrastar opiniones y profundizar en la investigación de temas neurálgicos o de gran incidencia en la vida nacional y de elevada repercusión pública.
No podemos ver a Martí como un personaje histórico anclado en los 42 años de su existencia física en la segunda mitad del siglo XIX. Es el patriota que nos acompaña en este siglo XXI, una fuente inagotable de espiritualidad y sabiduría no sólo por lo que sabe, que es mucho, sino por las ansias que transmite de aprender aquello que no se conoce, o se conoce mal. Es el guía que nos enrumba por el único camino que hará perdurable nuestra obra, y ese camino es la entrega sin límites al logro del mejoramiento humano, la confianza infinita en la vida futura y en la utilidad de la virtud.

















miércoles, 23 de enero de 2013

Honrar, honra, como nos enseñó Martí



Aída Quintero Dip
Hace apenas tres días, tuve la satisfacción de participar en una actividad de reconocimiento a seis destacados investigadores santiagueros que me hizo crecer como ser humano.  Me sentí halagada al encontrarme allí para honrarlos por la obra que han dedicado al estudio, divulgación y enaltecimiento de los valores de  la historia de Cuba, y especialmente, de la legendaria ciudad de Santiago de Cuba.
Los doctores y profesores Manuel Fernández Carcasés, Reynaldo Suárez Suárez  e Israel Escalona Chádez, así como el arquitecto Omar López Rodríguez,  el M.Sc.  Rafael Duharte Jiménez y el licenciado en Periodismo Joel Mourlot Mercaderes fueron investidos con la Placa de Reconocimiento José María Heredia, la más alta distinción que otorga la Dirección Provincial de Cultura,  como premio a sus aportes relevantes a favor de la cultura nacional y en defensa de la identidad.
Los años de consagración a tales empeños, los libros que han escrito y lauros que han merecido, la pléyade de jóvenes que han formado en las universidades, su  alta contribución a la historiografía cubana, hablaron por cada uno de ellos ante un auditorio emocionado, sobre todo de familiares e intelectuales, que los congratuló con cerrados aplausos y sinceros abrazos.
En correspondencia con la sobresaliente trayectoria de los galardonados, la propuesta fue promovida por la filial santiaguera de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC), y evaluada y aprobada por el Consejo Técnico Asesor de la Dirección Provincial de Cultura, que preside la Dra. Marta Cordiés Jackson.
Particularmente yo los conocía y había interactuado de alguna manera con todos,  sentía respeto y cariño por cada uno; a Duharte  y a López los entrevisté en mis afanes reporteriles; con Carcassés y Escalona he compartido escenarios de trabajo; Suárez fue profesor de mi hija en la carrera de Derecho, y  Mourlot  es mi colega en el periódico Sierra Maestra.
Con la modestia que lo caracteriza, Omar López agradeció en nombre de los homenajeados la entrega del  reconocimiento que los honra, primero -dijo-, por llevar el nombre de un hijo ilustre de Santiago de Cuba como José María Heredia, y por recibirlo precisamente en el Museo Casa Natal del primer poeta  romántico de América, en  el centro histórico de la Ciudad Héroe.
El también Conservador de la Ciudad sintetizó su sentir al citar a nuestro José Martí: “Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”,  y expresó que a ellos los une su amor a la historia y a Santiago, como hombres plenos que están en la batalla de la ciencia y la conciencia para ser partícipes activos del mejoramiento humano y del logro de un mundo mejor.




miércoles, 16 de enero de 2013

Segundo Frente, símbolo de renovación


Aída Quintero Dip
Segundo Frente es un monumento de la Revolución y a la Revolución. Recorrer su geografía y compartir con su gente tan franca y patriótica, es inyectarse de ese legado ancestralmente rebelde y del espíritu emprendedor que le caracteriza.
Un orgullo late en el corazón de los pobladores de esa serranía, al reconocer que todo cuanto se ha creado allí en más de medio siglo de victoria,  es ciento por ciento obra de la Revolución.
Protagonista singular de la lucha por la definitiva soberanía de la Patria, se descubre al sur de la Sierra Cristal, entre las montañas de Mícara, ese sitio pródigo de hazañas laborales y virtudes revolucionarias. En el regazo histórico de la Sierra Maestra, a 59 kilómetros de la ciudad de Santiago de Cuba, resalta  el municipio de Segundo Frente como prueba irrefutable de una nueva época.
Cincuenta y cuatro años atrás era diferente la imagen de aquel desolador poblado, con habitantes hambreados y presos de la ignorancia, la insalubridad y el dolor, devenidos en valientes guerreros para salvar la nación.
Al triunfo de la Revolución, Mayarí Arriba tenía un panorama deprimente y propio de la pobreza general que abatía al país antes de 1959. Un solo médico instalado en el barrio La Prueba, apenas cinco panaderías particulares, ningún medio de transporte público, un hospital en Soledad de Mayarí, un viejo centro telefónico, cinco escuelas, ausencia casi total de expresiones artísticas y desarrollo del deporte, la ciencia, la seguridad social, la cultura general, en fin del derecho a la vida.
Allí también la historia había sembrado el afán de redimir la Patria; allí estaban las huellas indelebles de José Martí, uno de los más grandes cubanos de todos los tiempos; de Máximo Gómez y Antonio Maceo, los excelsos guerreros que dieron lecciones de valor y dignidad en el combate por la independencia de Cuba, y de muchos seguidores que alzaron voces y machetes para acuñar el propósito de libertad o muerte.
Los hombres y mujeres de Segundo Frente bebieron de la savia de esos tres insignes patriotas y  asumieron como propia la herencia dejada a su paso, en 1895, por estas tierras indomables, luego del desembarco por Playita de Cajobabo y Duaba.
En ese paraje la fuerza impetuosa de los anhelos libertarios posibilitó la creación de las condiciones para la constitución, el 11 de marzo de 1958,  del II Frente Oriental Frank País García, al mando del entonces comandante Raúl Castro y bajo el influjo del máximo líder Fidel, reconocido por la osadía de asaltar el cuartel Moncada, pronunciar su alegato La historia me absolverá y desembarcar con el yate Granma, con un grupo de valientes.
La localidad  es rica en tradiciones de lucha desde los nativos aborígenes en contra del conquistador hispano y el africano esclavo contra el amo blanco, del nativo que se incorpora a la guerra de independencia; ejemplos no faltan de la lucha del campesinado en la neocolonia por reivindicaciones, como en el  Realengo 18, con su líder Lino Álvarez, y el Primer Congreso Campesino en Armas, en septiembre de 1958.
A cada paso en Segundo Frente es posible escuchar testimonios  -algunos inéditos- de combatientes y colaboradores que tuvieron el privilegio de estar junto a Raúl y a Vilma, la insigne heroína a la que prodigaron un cariño muy especial y hoy rinden honores en el mausoleo que atesora sus restos, junto a otros rebeldes que dieron hasta su sangre por la libertad.
Ahora en esas legendarias serranías está la mano salvadora de la Revolución por todas partes, edificando una obra hija de un sueño conquistado con hidalguía y amor.
La historia recogida en museos y monumentos y, sobre todo, en la memoria de su gente, está a la vista para recordar los aportes de esta región a la gestación y auge del proceso revolucionario cubano. Para resguardarla está el Complejo Histórico del II Frente Oriental Frank País que preserva los trascendentes  acontecimientos que protagonizó el Ejército Rebelde, en el territorio que abarcó este frente guerrillero desde su fundación hasta el Primero de Enero
Tierra que hechiza, además, por su naturaleza exuberante y espíritu creador de los hombres y mujeres,  no asombra que esté a la altura de estos tiempos de desafíos constantes ante las amenazas del imperio que no admite que un pueblo no se plegue a sus designios.
El secreto de los constantes y ascendentes resultados en la vida socioeconómica del municipio, está en la unidad de acción y labor cohesionada de todos sus factores, y un pueblo siempre presto a dar el paso ante cada  tarea y cada reto.
Sus principales asentamientos desde San Benito de Mayarí, Loma Blanca, Seboruco, Sabanilla, Boca de Mícara, Soledad, San Nicolás, hasta Tumba Siete y El Cristal son testigos del auge de los renglones fundamentales como el café, la madera y el ganado, así como la producción de viandas y hortalizas. Un punto aparte merece la producción cafetalera en el municipio mayor productor del grano en el país.
En los servicios de salud casi inexistentes antes de 1959, dispone de varias unidades asistenciales y consultorios del médico de la familia, que constituyen un verdadero lujo para los pobladores, quienes reciben estos servicios gratuitos como en toda Cuba, y de manos de profesionales muy calificados, muchos de los cuales nacieron en esos parajes.  
Resalta la obra transformadora de la Revolución Educacional, iniciada con la apertura del II Frente cuando se organizaron los maestros rebeldes, dirigidos por la guerrillera Asela de los Santos Tamayo; pero hoy esa preterida zona de antaño está sembrada de escuelas donde alumnos y maestros forjan y fomentan saberes que se difunden y enaltecen a toda Cuba.
Dar el ejemplo primero ante cada convocatoria de la Revolución es la filosofía que motiva la actuación de los mayariceros, conscientes de que es la única fórmula para seguir fortaleciendo una obra con la frescura y transparencia de los riachuelos de la sierra.

viernes, 11 de enero de 2013

Celia es también Cuba


Quiero compartir en mi página esta hermosa reseña que mi colega Mayté ha dedicado a la Heroína Celia Sánchez Manduley, motivada también por la feliz circunstancia de que mi hija es una de las tantas Celia que en Cuba honran a esta mujer imprescindible en la Revolución.

Mayte García Tintoré
Escribir de una flor hecha mujer; niña de cabellos oscuros y ondeados convertida en guerrillera; amiga inseparable, y por qué no, la más fiel, siempre resulta un privilegio.
La recuerdo, sin haberla conocido, con esa mariposa en el pelo y una sonrisa contagiosa que inspiraba confianza, certeza. Era de Media Luna, Pilón, Manzanillo, Granma, mejor dicho, era de Cuba, porque no hubo rincón que no sintiera su muerte aquel 11 de enero de 1980.
Heroína de la Revolución, de la Sierra y el Llano, fue de las primeras mujeres en empuñar las armas, indispensable en la preparación del desembarco del yate Granma, y en el apoyo a los expedicionarios; en la Sierra Maestra y junto al Ejército Rebelde.
Celia Esther de los Desamparados Sánchez Manduley,  profetizó su nombre cuando incólume marchaba al lado de los desposeídos, los más necesitados; defendiendo las causas más justas, construyó, creó, revolucionó; todo lo que tocaba lo convertía en oro, no en vano el amor de su pueblo.
Lilian, Carmen, Caridad y Aly, fueron seudónimos que usara la primera mujer que ocupó la posición de soldado combatiente en las filas del Ejército Rebelde, sin embargo Norma, la inmortalizó, se enraizó entre las tropas.
En una carta enviada por los guerrilleros de la Sierra Maestra a Frank País, revelaron el papel vital de Celia durante la guerra cuando escribieron: “En cuanto a la Sierra, cuando se escriba la historia de esta etapa revolucionaria, en la portada tendrán que aparecer dos nombres: David y Norma”.
Se desempeñó en el cargo de secretaria de la Presidencia del Consejo de Ministros de Cuba, tras el triunfo de Enero de 1959; estuvo inseparablemente fundida a la historia misma de la Revolución y fue la más ferviente intérprete del pensamiento de Fidel, hasta el último aliento de su vida.
Tras su muerte, nacía una generación apodada con su nombre, y hoy son muchas las CELIAS que inspiradas en su ejemplo le dan prestigio a esta nación, muestran la valía de sus mujeres y la enteraza de este pueblo que defiende la libertad; ella fue el alma de Fidel, y él es Cuba.

jueves, 10 de enero de 2013

Julio Antonio Mella, mi héroe de siempre

Aída Quintero Dip
Siento el orgullo de haber rendido honores,  junto a mis condiscípulos en mis tiempos de alumna de la Universidad de La Habana, a las cenizas del destacado revolucionario cubano Julio Antonio Mella, cuando fueron trasladadas hacia el monumento que se le erigió al líder estudiantil frente a la emblemática institución académica de la capital cubana.
Desde esa época y mucho antes, todo en Mella me conmovía, me impresionaba: Su autenticidad como guía estudiantil y su inolvidable frase Muero por la Revolución que llevaba en sí misma toda la fe y el ímpetu de su acción luchadora,  su febril actividad política y revolucionaria que lo convirtió en un dirigente de talla internacional.
Fue aleccionador también para mí su madurez mostrada, a pesar de la corta edad,  para  ser cofundador del Partido Comunista de Cuba junto a Fabio Grobart, y de la Federación Estudiantil Universitaria. La inauguración de la Universidad Popular José Martí igualmente tuvo a Mella como protagonista, con el fin de impartir instrucción política y académica a los trabajadores y de vincular la Universidad “con las necesidades de los oprimidos”.
Aprendí de su proverbial honestidad  revolucionaria, que supo con firmeza y dignidad enfrentar las incomprensiones y erróneas acusaciones, dentro de las propias filas comunistas y, sobre todo, halló las vías más idóneas para superar esos momentos difíciles en aras de los intereses mayores de la Revolución.
Para quienes nos iniciábamos en la vida universitaria y especialmente en el Periodismo, él  constituía un paradigma dada  su impronta en el ejercicio de la profesión como un agitador y periodista de afilada pluma,  siempre al servicio de los más nobles ideales de justicia y libertad.
Para la revista Alma Mater escribió muchos de los artículos, que plasmaban su pensamiento independentista, y acusaba a los Estados Unidos por los desmanes y atropellos en el archipiélago.
En su trabajo "La única salida", opina: "La hora es de lucha, de lucha ardorosa; quien no tome las armas y se lance al combate pretextando pequeños desprecios, puede calificarse de traidor o cobarde. Mañana se podrá discutir, hoy solo es honrado luchar”.
Me cautivó su entrañable amistad con Rubén Martínez Villena,  a quien  le impresionó el ímpetu revolucionario, las ideas audaces y el poder persuasivo de Mella. En sus diálogos afloraban puntos de vista neurálgicos de la situación imperante, discutidos  con patrióticos bríos.
Y la convicción de que la única forma de resolverlos de veras era mediante la conquista de nuestras riquezas, independencia y soberanía, que en ese momento detentaban los banqueros de Wall Street y los políticos de Washington.
Un capítulo importante de su vida ocurre en 1928 cuando conoció a la fotógrafa y luchadora revolucionaria italiana Tina Modotti, con quien compartió numerosas actividades como las del periódico comunista “El Machete” en el que escribía Julio Antonio Mella.
Entre ellos surgió la atracción sexual y la pasión amorosa. Un amor sublime, ardiente, tremendo, en tiempo de combate, que solo duró cuatro meses al ser él asesinado.
En una ocasión en que ambos se separaron, Mella conmocionado por la distancia momentánea escribió a Tina desde Veracruz:
Mía cara Tiníssima:
Puede ser que para ti fuera una imprudencia el telegrama, pues estás acostumbrada a llenarte de asombro por todo lo que hay entre nosotros. Como si fuera el crimen más grande el que cometemos al amarnos. Sin embargo, nada más justo, natural y necesario para nuestras vidas… Creo que voy a perder la razón. He pensado con demasiado dolor en estos días y hoy tengo todavía abiertas las heridas que me ha producido esta separación, la más dolorosa de mi vida.
Una vida tan impetuosa, que a pesar de sus solo 26 años de existencia física -asesinado el 10 de enero de 1929 en México, por órdenes de Gerardo Machado-, es sin dudas una de las prominentes figuras históricas de Cuba y de América Latina. Si hubiera vivido en estos tiempos, seguramente fuera como los jóvenes de hoy, desinhibidos, profundos, alegres, comprometidos.