viernes, 25 de noviembre de 2011

Julita fue útil hasta el último aliento


AÍDA QUINTERO DIP
Cuando declinaba la tarde de este 24 de noviembre una noticia nos golpeó: la pérdida de la entrañable colega Julia Cleger Barthú, quien ejerció durante más de 40 años el Periodismo y fue ejemplo de dedicación al trabajo y perseverancia en la vida.
ïY qué gran vacío nos deja Julita! Quienes la conocimos, admiramos, y aprendimos a quererla, no olvidaremos jamás su extraordinaria  calidez humana, su laboriosidad y el coraje con que enfrentó la vida.
El mejor fruto de su empeño cotidiano,   fueron sus hijos y nietos que  sabrán multiplicarla y honrarla como merece.
Julita había nacido el 2 de agosto de 1948 en Santiago de Cuba, donde en 1964 es seleccionada para formarse como corresponsal de los medios de prensa; un año más tarde se graduó entre los primeros expedientes y comenzó su vida laboral en el periódico Sierra Maestra, en 1968 se traslada a la Radio, dejando su impronta en las emisoras Mambí y CMKC. Luego se desempeñó como redactora-reportera y ocupó cargos de dirección en la Televisión santiaguera.
Se gradúa de Licenciada en Periodismo en la Universidad de Oriente en 1976  y en 2005 de Máster en Comunicación Social, como expresión de un constante afán de superación.
Sus valiosas opiniones eran aleccionadoras en cada intercambio de los periodistas.  Esa vocación de servir y ser útil la acompañó hasta su último aliento.
Militó en las filas de la UJC y en el Partido. Estuvo entre los intrépidos jóvenes de la Alfabetización, dirigió los CDR desde el barrio hasta la  provincia; amó profundamente la Revolución e hizo todo lo que estuvo a su alcance para defenderla en cualquier tribuna. Integró el Comité Provincial del Partido y fue delegada de la Asamblea Provincial del Poder Popular en un período fructífero de su vida. Como muestra de su responsabilidad y reconocida trayectoria presidió el Ejecutivo Provincial de la UPEC desde1999 hasta 2008, fue miembro de su Comité Nacional y asidua delegada en sus congresos.
Participó activamente en la formación de Comunicadores Sociales. Asimismo fue tutora e integró tribunales en la defensa de Trabajos de Diplomas de periodistas de las más jóvenes promociones. Recibió premios en concursos de Radio, Televisión y la UNEAC, además de ser Jurado de eventos nacionales y provinciales del ICRT y la UNEAC.
Su impronta profesional traspasó fronteras, representando a la prensa cubana en coberturas en países hermanos.
Ferviente martiana y ya jubilada, no hubo reconocimiento que la halagara más  que alzarse con el Gran Premio Nuestra América en el Taller Nacional Martí y el Periodismo, auspiciado  por la UPEC de Santiago de Cuba, en febrero de este año, pero más allá de las numerosas condecoraciones que premiaron su entrega sin límites, nos queda  el recuerdo de su exquisito trato y diligencia, y el consuelo de haberla tenido entre nosotros.
Nunca se detuvo. Enferma, seguía trabajando con mil esfuerzos vinculada a la profesión. Ni su salud quebrantada hizo mella en ese espíritu entusiasta y colaborador que la distinguía. Nos fortalece el legado que nos deja Julita porque como dijo José Martí: La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida.



No hay comentarios:

Publicar un comentario