Aída Quintero Dip
Santiago de Cuba
se desbordó de alegría este 17 de diciembre de 2014. Y mi corazón también palpitaba
de emoción, era inmensa la dicha de tener en casa a Gerardo, Ramón y Antonio
que ahora se unen al abrazo de René y Fernando en el suelo amado de la Isla de
la Libertad.
No por tan soñado
ese momento fue menos conmovedor, solo se hablaba en toda la geografía
santiaguera del añorado retorno de los tres héroes, y yo no me apeno en
confesarlo: lloré de tanta felicidad porque sentía a estos hombres como mi
verdadera familia.
Lo consideré un
día histórico para Cuba, un día de victoria para todos los que hemos luchado a
brazo partido, sin tregua, sin cansarnos, por el regreso al seno de su pueblo
de estos compatriotas corajudos, altruistas que nunca vacilaron ni en las más
adversas circunstancias, dignos de la Generación que atacó el cuartel Moncada y
que hizo la Revolución.
La mejor noticia
que he recibido en los últimos años de mi vida, una noticia que impactó desde
el mismo instante de la alocución del General de Ejército Raúl Castro,
Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros ante la TV nacional, en
horas del mediodía de este miércoles 17 de diciembre. Una fecha para anotarla
en la memoria para siempre.
Y la noche
todavía me reservaba nuevas alegrías en el encuentro con sus familiares y con Raúl,
esos abrazos, esas lágrimas, esa alegría están grabados en mis ojos como para
no olvidar nunca; tampoco el gesto tierno y amoroso de Gerardo y Ramón de
colocar flores a las madres que ya no están.
Un día grande, de
triunfo de las causas justas, que comparto con todas las personas de buena
voluntad del mundo -que son muchas- y nos han acompañado en estos duros 16 años
de combate por el regreso a la Patria de los Cinco.
Ahora recuerdo
el nombre de Alicia, una consagrada y activa luchadora por tan justa causa desde
las propias entrañas del monstruo. Y en su persona quiero abrazar en este día
de felicidad a todos los que dieron voz y corazón en la batalla por la libertad
de los Cinco.
Un
reconocimiento especial y mis respetos para los grupos de solidaridad
diseminados por este planeta, esta victoria también les pertenece, mucho
hicieron para que se conociera la verdad y ganara la justicia, y Cuba agradece
tan valiosa contribución, demostrativa
de la utilidad de la virtud, que refería José Martí.
Ya están en la
Patria Gerardo, Ramón y Antonio, se respira felicidad total en el Verde Caimán
por el regreso a Cuba de los tres compatriotas; se cumplió la promesa de Fidel
de que nuestros hermanos volverían, y ya están en el seno de la familia.
Pienso en
Adriana, la dulce esposa de Gerardo, en Mirta, la adorada madre de Tony, y en
Elizabeth y sus hijas, junto a Ramón. La felicidad, como a ellas, me
sale por los poros y quiero compartir esa emoción con mis amigos y amigas del
mundo, solo les digo valió la lucha, han regresado mis tres hermanos a casa después de larga
estadía injustamente en los Estados Unidos, se impuso la verdad y la justicia.
Pienso en Fidel, artífice principal de esta victoria, el hombre
más feliz del mundo también en este instante, el visionario, el que nunca se
equivoca, que insufló esperanza y optimismo
hasta en los días más difíciles del proceso contra ellos, que desde 20101
prometió a este pueblo que volverían y así ha sido.
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