Wilkie Delgado Correa
“Este es mi testimonio. ¿Confesión de un
dinosaurio?. Quizás.”
Eduardo Galeano.
La noticia
es cierta. Llega y se repite hasta el infinito. Dejó de respirar, se dirá, a
una hora concreta de de este lunes 13 de abril. Nos sorprendió en una fecha en
que por primera vez en la historia las masas rescataron, salvaron y repusieron
en el poder a su líder y presidente. Quizás quiso así ligarse aún más a esta
clarinada de nuestra América y a su amigo Hugo Chávez. Eduardo Galeano.
La noticia es cierta, pero no es cierto que Eduardo Galeano se nos vaya callado e inmóvil. Lo dijo José Martí: “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida.”
Galeano supo y pudo extraer y rellenar el cántaro auténtico de los pueblos del surtidor profundo del mundo y de nuestras tierras americanas. Allí quedaron atrapadas verdades como puños esgrimidos con una síntesis e ironía geniales. ¡Qué de ideas regó con profusión, generosidad y consecuencia el ilustre uruguayo, es mejor decir, el ilustre nuestro americano.
En esta hora de grandeza y victoria de América Latina la voz de Galeano, surgida en épocas de derrotas y destierros, tiene muchas cosas que gritar a nuestras conciencias. Y mucho aliento que insuflar a nuestros corazones. Y habrá que repetir sus ideas visionarias en las épocas de frustración y desaliento, ya que siempre el recuerdo sirve como herramienta de salvación. Las venas abiertas de América Latina han derramado suficiente sangre para redimir a un continente de tantos sufrimientos de los pueblos y de tantas orgías de los oligarcas.
“Ahora, hay que empezar. Pasito a paso, sin más escudos que los nacidos de nuestros propios cuerpos. Hay que descubrir, crear, imaginar…Y hoy, más que nunca, es preciso soñar. Soñar, juntos, sueños que se desensueñen y en materia mortal encarnen, como decía, como quería, otro poeta. Peleando por ese derecho, viven mis mejores amigos; y por él algunos han dado la vida.”
Ante la caída traumática del socialismo europeo, nos alertó y alentó de esta manera en esos años 90 del siglo pasado:
“Parece que ya no hay sitio para las revoluciones, como no sea en las vitrinas del Museo Arqueológico, ni hay lugar para la izquierda, salvo para la izquierda arrepentida que acepta sentarse a la diestra de los banqueros. Estamos todos invitados al entierro mundial del socialismo. El cortejo fúnebre abarca, según dicen, a la humanidad entera. Yo confieso que no me lo creo. Estos funerales se han equivocado de muerto”.
“Pero, ¿y Cuba?...Cuba no importó desde Moscú un modelo prefabricado de poder vertical, sino que fue obligada a convertirse en una fortaleza para que su todopoderoso enemigo no se la almorzara con cuchillo y tenedor. Y fue en esas condiciones que este pequeño país subdesarrollado logró algunas hazañas asombrosas: hoy por hoy, Cuba tiene menos analfabetismo y menos mortalidad infantil que los Estados Unidos. Por lo demás, a diferencia de varios países del este, el socialismo cubano no fue ortopédicamente impuesto desde arriba y desde afuera, sino que nació desde muy adentro y creció desde muy abajo.”
“Para nosotros, el capitalismo no es un sueño a realizar, sino una pesadilla realizada… Nuestros Estados han sido comprados, a precio de ganga, por los dueños de la tierra y los bancos, y todo lo demás. Y el mercado no es, para nosotros, más que una nave de piratas cuanto más libre, peor. El mercado local, y el internacional.”
Hoy toda la obra de Galeano es un monumento a la lucha del hombre por defender con optimismo, aún en las peores circunstancias de la historia, la condición humana generosa y la sociedad mejor para toda la humanidad. Como dijo Galeano en su momento, en su libro El tigre azul y otros relatos, su testimonio sobre épocas pasadas anuncia el cambio de época que ha venido y habrá de proseguir en América Latina.
“Este es mi testimonio. ¿Confesión de un dinosaurio? Quizás. En todo caso, es el testimonio de alguien que cree que la condición humana no está condenada al egoísmo y a la obscena cacería del dinero, y que el socialismo no murió, porque todavía no era: que hoy es el primer día de la larga vida que tiene por vivir.”
Eduardo Galeano, gracias por el fuego de tus ideas y la pasión y lealtad de tu compromiso. Sé que te estás burlando de la muerte, que apostó con tus enemigos que algún día te mataría. Si cada uno de nosotros te llevamos vivo, de la manera que cada cual quiere e imagina, cómo vamos a pensar que te moriste hoy. Sonríe así, Galeano, con esa sonrisa, a la vez pícara e inocente, de niño que se escapa traviesamente para jugar con el futuro, sea en la tierra o en el cielo de América Latina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario