martes, 21 de abril de 2015

Tony y Santiago estremecidos en un abrazo



 Aída Quintero Dip
   El corazón de Santiago de Cuba estalló de una alegría indescriptible, cuando sintió en suelo indómito al Héroe de la República de Cuba Antonio Guerrero Rodríguez, quien había retornado a la Patria el 17 de diciembre de 2014 junto a Gerardo Hernández  Nordelo y Ramón Labañino Salazar,  y recibió como mejor regalo, según confesó, el cariño de un pueblo que siente por él una estimación muy especial.
  El abrazo al compatriota que llegó después de cumplir una altruista misión que lo separó por casi 25 años de esta heroica tierra oriental, se extendió de casa en casa, de barrio en barrio, pues a cada paso hombres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos lo aguardaban para mostrar el afecto merecido a un hombre capaz de sacrificar 16 años  de su vida por la felicidad de los demás.
  Toda la energía de la denuncia ante la ignominia cometida contra los Cinco y el clamor de justicia que vibró de punta a punta en el Verde Caimán,  se convirtió como por arte de magia y amor en una fiesta de cariño, al tener frente a frente a Tony con sus anécdotas, su nostalgia y su estoicismo ante la mirada tierna de su madre Mirtha, la patriota cual Mariana Grajales que luchó denodadamente por el regreso del hijo y sus cuatro hermanos.
  Su corazón también palpitó al compás de quienes lo vitoreaban, fundamentalmente en dos sitios de la legendaria ciudad de gran significación en la vida del Héroe: el aeropuerto internacional Antonio Maceo y la Universidad de Oriente, donde hay raíces profundas del cubano que un día lo dejó todo y  se marchó a geografías lejanas  a proteger a su pueblo y a otros pueblos de acciones terroristas.
  Con sus colegas en el aeródromo tuvo una feliz celebración. Quien fuera  su secretaria en esos años de labor, Marieta Milá, no podía ocultar su emoción, al vivir un momento muy anhelado por ella y sus compañeros, mientras Luis Manuel Copa, director de la instalación durante la entrada allí de Tony, ponderó su sencillez y entrega al trabajo.
  En el intercambio en el centro de Educación Superior, donde impartió la asignatura de Aeropuerto, en el curso 1989-1990, reafirmó que los jóvenes son el futuro de la Patria  y que al volver después de más de dos décadas a ese centro, sigue confiando en los valores de la juventud, en sus ideas, como ejemplo de las transformaciones sociales y de la Revolución.
  Agradeció el otorgamiento en octubre de 2012 del título de Doctor Honoris Causa en Ciencias Técnicas, y confesó ante profesores y estudiantes que la Universidad de Oriente  dejó una huella imborrable en su formación vocacional, humana y revolucionaria.
  Pero el primer contacto con la ciudad del Moncada, fue el homenaje al Héroe Nacional, José Martí, ante el mausoleo que atesora sus restos en el cementerio Santa Ifigenia, expresión del respeto hacia uno de los grandes patriotas cubanos que más inspiró a él y a Gerardo, Ramón, René y Fernando a resistir y no claudicar ante las presiones del imperio durante el amañado proceso y los duros años de injusta prisión.
  Y ese mismo día 7 de abril, cuando Antonio Guerrero llegó a Santiago de Cuba también tributó honores a la Heroína Vilma Espín Guillois, en el aniversario 85 de su natalicio, ofrendando flores  ante la piedra que guarda sus cenizas en el mausoleo a los héroes y mártires del II Frente Oriental Frank País.
  Tony se presentó ante los ojos de los santiagueros como mismo lo habían imaginado: cordial, conversador, afectivo, profundo, ardiente, amoroso, con aquella singular sonrisa con la que saludaba al mundo desde los carteles durante 16 años de combate por su libertad. No hubo un beso, un abrazo, o una foto compartida que él no accediera con modestia, lo que lo hizo más grande todavía y creció el orgullo de tenerlo cerca.
  Recordó el abrazo de Fidel,  artífice principal de la batalla por los Cinco, el más feliz del mundo también con su regreso, el visionario, el que nunca se equivoca, que insufló esperanza y optimismo hasta en los días más difíciles del proceso contra ellos, que desde 2001 prometió a este pueblo que volverían y así ha sido.
   Y en su Santiago, el hombre de elevada sensibilidad que hizo de la poesía su principal arma de combate, se reunió con periodistas, escritores, artistas y los grupos de solidaridad que pelearon duro para que se hiciera justicia;  y además compartió escenario con ese fabuloso grupo infantil La Colmenita y con los delegados a la Asamblea Provincial de la Unión de Jóvenes Comunistas.
  Fue un diálogo inmenso del Héroe con el pueblo santiaguero, en colectivos  laborales, estudiantiles, en parques y calles. Intercambió con autoridades del Partido y el Gobierno, con miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior y se llevó muestras del amor y la perseverancia con que cada uno de los habitantes de esta tierra luchó por la liberación y regreso a la Patria de los Cinco.
  Él no ocultó su orgullo de sentir el palpitar de esta tierra legendaria y querida  de Cuba, del escenario de tanta historia y rebeldía, de la hombrada del asalto al Moncada y del glorioso Primero de Enero, con Fidel y los barbudos llenando la geografía cubana del rico sabor de la libertad.

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