Aída
Quintero Dip
“Las palabras están de más, cuando no
fundan, cuando no esclarecen, cuando no atraen, cuando no añaden”,
anticipó José Martí, como si presintiera las desventuras que vive en este siglo
el rico Idioma Español, que celebra su
día este 23 de abril.
A tan acertado juicio martiano, habría que
agregar que es preferible el silencio inteligente, que hablar o escribir para agredir,
tergiversar, maltratar, ofender…
La rebeldía en el uso y abuso del Idioma
Español que se observa en cualquier
espacio y circunstancia, sin distingo de edad, sexo, nivel cultural y
profesional, invita a reflexionar y adoptar posturas que le den un giro de
noventa grados.
Ruido en lugar de música, gritería en vez de
conversación, groserías antes que vocablos bien intencionados o halagos, chabacanería en lugar de fino humor criollo,
ponen en cuestionamiento el elevado nivel
de instrucción y de educación del que se enorgullecen los cubanos.
Recurrente fue ese tema en el último Congreso
de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, cuando el Premio Nacional de
Literatura, Reynaldo González, ahondó en la violación verbal que acontece en detrimento de nuestro rico acervo
cultural, y degenera el nivel de instrucción que la Revolución se ha esforzado
por fomentar.
Escritor muy reconocido habló en términos preocupantes, al
señalar que se había perdido el léxico y el respeto, en lo que él
consideraba que se había tocado fondo.
El idioma de Cervantes tiene su día de
celebración a partir del año 1702, pero
es prerrogativa de quienes forjan y educan, de alguna manera, hacer que todos los días sean para honrar la
lengua materna, hablando sin petulancia, sin arideces, sin sentido acusador;
eliminando palabras obscenas y agresiones verbales.
Qué pensarían de este quebranto de nuestra
lengua, el destacado novelista Alejo Carpentier y la poetisa Dulce María
Loynaz, dos cubanos merecedores del Premio Miguel de Cervantes, que es el
Premio Nobel de las letras hispánicas.
Precisamente el 23 de abril se ha instituido como Día del
Idioma Español, para rendir homenaje a su Pluma de Oro, ya que en esa fecha de
1616 murió en Madrid, Miguel de Cervantes Saavedra, el ilustre autor de Don Quijote de la Mancha
y uno de los escritores más eminentes de todos los tiempos.
Si bien la respetadísima Real Academia Española,
ha mantenido inalterable el objetivo de defender la pureza de ese
idioma, en el mismo siglo XXI abundan quienes tiran por la borda su riqueza,
deteriorándolo por minuto.
Seguir cultivándolo es un imperativo que no
admite tardanza, ante el incremento de vocablos soeces,
chabacanos, burdos, irónicos, inadecuados, empañando su brillo y haciéndole perder el sello que lo identifica por el mundo, por
el elevado número de hablantes con que cuenta.
Precisamente como parte de la celebración del
Día del Idioma Español y de la Feria del Libro, en Santiago de Cuba será
presentada la cuarta edición del Diccionario Básico Escolar, una de las
producciones científicas de mayor generalización en la educación en Cuba y muy
demanda por la familia.
Ese volumen, que constituye una valiosa
herramienta entre educandos y también para maestros y padres, tendrá la novedad
de incluir unas mil entradas nuevas.
El Doctor Leonel Ruiz Miyares, director del
Centro de Lingüística Aplicada (CLA) en la urbe santiaguera -institución
creadora de ese utilísimo texto-,
refirió que otra de las modificaciones es que los verbos que contiene estarán
conjugados, variación que posibilitará a los estudiantes apropiarse mejor del
idioma español y emplear con mayor facilidad el contenido.
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