viernes, 29 de enero de 2016

Crónica sobre los días sísmicos en Santiago de Cuba



Cuscó Tarradel
Amigos de todas las regiones del mundo: La tarde, ya anochecida, de este 27 de enero ha sido las más sosegada de los 10 días modernos de latigazos de la tierra, murmullos de temblores y fábulas urbanas. No hay boca en Santiago que no sugiera una plática sísmica. Los psicólogos refrendan que a los chicos no se les instruye a golpes porque retardan el aprendizaje y recula violencia; pero en materia de terremotos, del cuerazo de tantas sacudidas, se aprende mucho. Me han llamado de las mil Conchinchina, de cada región donde existe un cubano. El saldo en mi móvil ha volado por el pleno ejercicio del esclarecimiento de la preservación humana. No importa, ahora tengo amigos. La paz familiar vale un peso impagable en oro. Santiago es una ciudad serena hoy. Nadie sabe mañana. Tanto reposo escarba malos augurios para los científicos del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas. No asumo todos los antojos verbales del conocimiento especializado en la materia ni tampoco cada una de sus especulaciones. Se ha equivocado tantas veces el hombre, que una más, me hace reverenciar a la naturaleza imperfecta. Sólo respondo a la misma fe despierta de mi periodismo: le llamo así porque es mi alarma consciente de cara hacia lo novedoso, hacia lo que suena. La noticia nunca empacha ni cansa a quien la lleva con lírica y la mece con veracidad. Ahora escribo a placer de una calma potencial porque es la narración distinta a tenor de un período de estructuras meneadas. Desando por donde nadie. “¿Será que tantas súplicas se escucharon al unísono en lo más alto del reino de este mundo: el de Dios”?- me balbuceó una anciana que salió de entre los escombros del terremoto de 1932 en el Paseo La Alameda. Su interrogante me supo más a una afirmativa. Me dijo que en aquel febrero revuelto, jamás la tierra se había estremecido como ahora; que, incluso, dormía tranquila. Ella fue una de los 400 personas heridas de aquel 3 de febrero de un año bisiesto con 15 muertos. Voy día y noche tras números e historias. Entro al CENAIS como un miembro más a cualquier deshora. Los sismógrafos de 3 estaciones, corren en el monitor 10 sismos imperceptibles hasta las 9 pm de este miércoles, a contar sólo la tarde (de las 12pm en adelante). No se siente una sola vibración en las entrañas de mi tierra. Hace 24 horas, la gente ríe como antes.
Nota: Este texto lo escribió Cuscó Tarradel en Facebook

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