viernes, 24 de julio de 2015

26 de Julio: la carga que pedía Rubén Martínez Villena




Aída Quintero Dip
  La Ciudad Héroe será el epicentro de la celebración del Día de la Rebeldía Nacional este 26 de Julio, otra jornada de alegría, de recuerdo, y también de reconocimiento de cómo ha germinado entre los pueblos hermanos de América Latina y el Caribe la semilla sembrada en el Moncada.
   Testigo excepcional del ataque a la segunda fortaleza militar del país, en 1953, Santiago de Cuba no olvida el heroísmo de los jóvenes de la Generación del Centenario que, aunque no triunfaron en aquel instante, encendieron la llama que nutrió la lucha hasta la victoria definitiva, en enero de 1959.
   Cuántos ejemplos perviven en la memoria del pueblo para andar tras sus huellas: Abel Santamaría, Boris Luis Santa Coloma, Mario Muñoz Monroy, José Luis Tassende, Renato Guitart, y Melba Hernández y Haydée Santamaría, símbolos del estoicismo de las cubanas.
   Cada vez que se acerca otro 26 de Julio y el aire de grandeza predomina en esta tierra rebelde, se recuerda con intensidad el gesto altruista de quienes encarnaron el pensamiento anticipador de José Martí de que el verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber.
   No hubo mejores intérpretes de los ideales martianos que los osados asaltantes del Cuartel Moncada, convencidos de que había llegado la hora de estallar la carga para matar bribones y acabar la obra de las revoluciones, como vislumbró en sus versos Rubén Martínez Villena.
   Otro destacado poeta y escritor cubano, Miguel Barnet, definió en una crónica este hecho con una frase muy pertinente: “Los asaltantes al Cuartel Moncada fueron como cimarrones contemporáneos”.
   La imagen es hermosa, legítima, porque sintetiza la continuidad histórica del proceso revolucionario cubano y la razón de su raíz, como un fenómeno auténticamente nuestro, un acontecimiento cultural trascendente no únicamente para Cuba.
  Todas las épocas son difíciles y en esos propios conflictos se crece el hombre. El asalto al Moncada fue, es y será historia y cultura, "ningún enemigo podrá borrar esa luz más allá de la pólvora y el tiempo", como expresó en una ocasión otro poeta de altura, el santiaguero Cos Causse.
   Un año antes del ataque a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, en 1953, Fulgencio Batista había encabezado un golpe de Estado y sumido a Cuba en sangrienta dictadura, que tenía el respaldo y beneplácito del  gobierno de Estados Unidos.
   El plan de aquellos hijos e hijas iluminados, bajo la guía visionaria de Fidel Castro, era ocupar esas plazas militares y convocar a la insurrección popular, pero al ser fallida la acción militar, le siguió una cruenta represión contra los asaltantes, muchos de los cuales fueron asesinados tras su detención.
   Pero aquel aldabonazo devino motor impulsor de la rebelión que triunfó el Primero de Enero, y comenzó una era de transformaciones, que no ha cesado,  con profundas leyes de reforma agraria y urbana que democratizaron la propiedad y usufructo de la tierra y las viviendas.
   Los cuarteles y centros de tortura de la tiranía se convirtieron en escuelas y otros muchos planteles educacionales fueron edificados a la par de la inédita campaña de alfabetización que anonadó el analfabetismo.
   La apertura de un proceso de industrialización y nacionalización de empresas en Cuba significó el enfrentamiento al gobierno de EE.UU., verdadero dueño de la economía de la Isla, donde miles de hectáreas de las mejores tierras, minas, centrales azucareros, hoteles y  refinerías eran controlados por intereses de la nación norteña.
   Sucesivas administraciones estadounidenses fracasaron en el propósito de socavar la Revolución y doblegar a la Antilla Mayor, que sigue empeñada en construir el socialismo "próspero y sustentable", como ha reiterado el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Raúl Castro, uno de los asaltantes al Cuartel Moncada.
   Como chispa convertida en fuego, la llama del 26 de julio de 1953 ha iluminado por los mejores senderos a Cuba y a  los pueblos hermanos América Latina y el Caribe, seguidores del ejemplo de la Patria de José Martí y abanderados de las ideas de su líder histórico Fidel Castro.

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