miércoles, 8 de julio de 2015

Irresistiblemente encantadora




Sandra Montoya



Mientras transitan con prontitud las horas en una tierra singular, el albor del astro rey irradia los rostros relucientes de los hijos de una dulce señora, quien firme y activa asume su papel de madre. Una gran progenitora de hombres y mujeres que han calado hondo a lo largo de toda nuestra historia.
El deterioro físico que suele dar el paso del tiempo, no la ha alcanzado, al contrario ha hecho aún más visible la belleza que le obsequió la vida desde sus primeros días. Acurrucados en su pecho divisamos una inmensa bahía inundada por el Mar Caribe. Convive rodeada de montañas, calles ondulantes, escalinatas, balcones, miradores, gente con la sonrisa amplia, la mano firme y la mirada al frente.
En su sangre corre una mezcla de aborigen, español, africano, mulato. De ella heredamos una cultura mestiza que se caracteriza por el arraigo a las tradiciones artísticas, firme bastión de esa identidad que siempre cultivaremos. La música es un componente esencial de su espiritualidad, su corazón late intensamente al compás de un son, un bolero, una conga, lo que la hace amante eterna de la alegría.
Muchos han sido sus pretendientes y amigos, resulta imposible resistirse a sus encantos. Es dueño de su corazón alguien de apellido Céspedes. Majestuoso e imponente se erige ante ella Moncada, un viejo camarada con marcas de heroicidad. Maceo le extiende la mano convidándola a un paseo inolvidable. Ve como nadie el atardecer junto a San Pedro de la Roca. Y hasta un Apóstol patrocina sus festejos. Su amiga Isabelica le recuerda las haciendas cafetaleras francesas. Y Caridad, la del Cobre sigue siendo su protectora.
Es una dama única, motivo de inspiración constante. Músicos reconocidos como Miguel Matamoros, Francisco Repilado (Compay Segundo), Electo Rosell (Chepín) y Eliades Ochoa, entre otros, entregan sus interpretaciones a favor del imaginario de esta seductora fémina. Waldo Leyva le dedicó unos conmovedores versos y Alberto Lezcay halla en ella la musa perfecta para sus monumentales obras.
Casi cuatrocientos noventa y nueve años de vida no amilanan el espíritu vencedor de esta infatigable mujer. Motivación suficiente para detener por un instante la dinámica de esta ciudad, y traer al presente su histórico acontecer, inspirado en el legado de las generaciones pasadas y en el batallar de los hombres y mujeres de hoy.
Por delante nos espera la celebración del medio milenio de fundación de la villa santiaguera, un importante y significativo acontecimiento, que nos conduce a querer corresponder mejor a la honrosa condición de ciudad rebelde, hospitalaria y heroica.
Así continuamos los santiagueros, bajo la premisa de que unidos en nuestro esfuerzo común seguiremos siendo merecedores de aquellas emotivas palabras del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, cuando expresó:"Gracias, Santiago".
Nota: Esta crónica fue publicada el 28 de enero de 2014  

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