Sandra Montoya


Muchos han sido sus pretendientes y amigos, resulta imposible resistirse a sus encantos. Es dueño de su corazón alguien de apellido Céspedes. Majestuoso e imponente se erige ante ella Moncada, un viejo camarada con marcas de heroicidad. Maceo le extiende la mano convidándola a un paseo inolvidable. Ve como nadie el atardecer junto a San Pedro de la Roca. Y hasta un Apóstol patrocina sus festejos. Su amiga Isabelica le recuerda las haciendas cafetaleras francesas. Y Caridad, la del Cobre sigue siendo su protectora.
Es una dama única, motivo de inspiración constante. Músicos reconocidos como Miguel Matamoros, Francisco Repilado (Compay Segundo), Electo Rosell (Chepín) y Eliades Ochoa, entre otros, entregan sus interpretaciones a favor del imaginario de esta seductora fémina. Waldo Leyva le dedicó unos conmovedores versos y Alberto Lezcay halla en ella la musa perfecta para sus monumentales obras.
Casi cuatrocientos noventa y nueve años de vida no amilanan el espíritu vencedor de esta infatigable mujer. Motivación suficiente para detener por un instante la dinámica de esta ciudad, y traer al presente su histórico acontecer, inspirado en el legado de las generaciones pasadas y en el batallar de los hombres y mujeres de hoy.
Por delante nos espera la celebración del medio milenio de fundación de la villa santiaguera, un importante y significativo acontecimiento, que nos conduce a querer corresponder mejor a la honrosa condición de ciudad rebelde, hospitalaria y heroica.
Así continuamos los santiagueros, bajo la premisa de que unidos en nuestro esfuerzo común seguiremos siendo merecedores de aquellas emotivas palabras del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, cuando expresó:"Gracias, Santiago".
Nota: Esta crónica fue publicada el 28 de enero de 2014
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