jueves, 23 de julio de 2015

Primeras Villas fundadas en Cuba por los colonizadores

Luz Marina Fornieles Sánchez
   Cuba ha apostado en materia turística por un desarrollo sustentable con total respeto a la privilegiada herencia legada por la naturaleza y sus antepasados.
   Cuando se pondera el potencial local para la industria sin chimeneas y sus ventajas competitivas, tal afirmación parte del hecho de hacer referencia a un destino de sol y playa; pero que también posee una multiplicidad de atributos.
    La magia de las ciudades patrimoniales impacta, precisamente, por su diversidad arquitectónica, con un abanico de estilos constructivos.
   El proceso de colonización de la Isla a cargo de   los peninsulares con Diego Velázquez a la cabeza, comenzó en 1511, 19 años después de la primera visita del Almirante Cristóbal Colón.
   En ese año se fundó la Villa de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa y 24 meses más tarde correspondió el turno a San Salvador de Bayamo.
   Fue 1514 un período de mucha actividad: surgen entonces las Villas de la Santísima Trinidad, la de Sancti Spíritus, la de Santa María del Puerto del Príncipe, posteriormente llamada hasta hoy Camagüey; y el asentamiento inicial de San Cristóbal de La Habana.
   Entre los villorrios primigenios comparecen, además, Remedios y Santiago de Cuba.   
   Fundada en febrero de 1511, Baracoa fungió como la   capital pionera de la ínsula.   A la primogénita, como se le conoce,  nadie le  disputa tal condición.  Rodeada de montañas,   la oriental  urbe disfrutaba entonces de un placentero aspecto tropical y como en otros poblados, en este se levantaron fortalezas para protegerse de los  ataques de piratas y corsarios.
   En orden cronológico le siguió Bayamo en 1513. Ciudad  de espíritu rebelde, Monumento Nacional, se le ha designado como la cuna de la nacionalidad.
   Trinidad -en 1514- devino la tercera y una de las de la avanzada  en el continente americano. El contexto urbano trinitario constituye un conjunto de edificaciones domésticas de excepcional continuidad tipológica y elevada homogeneidad constructiva y formal.  
   En ese mismo año y en el propio territorio centro-sureño, nace Sancti Spíritus  con la particularidad de haber sido en su arrancada la única en ser creada tierra adentro, alejada de las costas, en una zona hoy conocida como Pueblo Viejo, a ocho kilómetros de su ubicación actual junto al río Yayabo.
   También en esos 12 meses se unió a tan selecto grupo, Camagüey, localizado   al norte de la actual provincia homónima, cerca de la costa. En poco tiempo  se trasladaría hacia el cacicazgo de Caonao y en 1528, en busca de mayor seguridad para sus pobladores, se asentó definitivamente entre los ríos Tinima y Jatibonico, tierra adentro.
   Igualmente por esas fechas se tiene conocimiento del asentamiento pionero de La Habana, que tuvo dos emplazamientos transitorios antes de que sus vecinos eligieran el definitivo en la margen izquierda de Carenas: al sur, en las  inmediaciones de Batabanó,    área baja y de muchos mosquitos; y hacia el norte, más tardíamente, en la desembocadura del río Casiguaguas, según los aborígenes, o Almendares, de acuerdo con los españoles, en un sitio designado La Chorrera.
   Sin embargo, el momento exacto de su fundación aparece de forma imprecisa, por lo que se ha tomado como tal el día en que se efectuó la misa para bendecir la decisión de su último traslado, acaecido el 16 de noviembre de 1519.
   San Juan de los Remedios se sumó durante el primer cuarto del siglo XVI y permaneció de incógnita por varios años, una economía poco floreciente le permitió, paradójicamente, conservar su patrimonio casi intacto, como llega hasta hoy.
   En el centro del pueblo el Parque Martí marca el punto cero de callejuelas intrincadas.   Divide este también, imaginariamente, los dominios de los barrios contrincantes en las parrandas de diciembre, al norte se expande San Salvador; al sur, se despliega El Carmen.
   Este 24 de junio último, en esa localidad perteneciente hoy a la central provincia de Villa Clara, se festejó por todo lo alto sus cinco centurias, aniversario para el cual  se alista a su vez en breve Santiago.
   Fue el 25 de julio  de 1515  la ocasión escogida por los historiadores para marcar ese acontecimiento, ocurrido en un lugar apacible, en la vecindad del mar.
   Vivir en Santiago de Cuba es todo un privilegio, por la idiosincrasia, alegría y hospitalidad de su gente, y  por su rica historia. 
   Y qué decir de sus carnavales, del orgullo de haber sido cuna de prestigiosos cantores y de géneros como la trova y el son.
   Son estas las ciudades que quedan para siempre en la memoria. Se erigen ellas por sí mismas en fuertes imanes para los veraneantes que escogen a la ínsula como su destino, por los encantos del país y su pueblo.
    Visitarlas deviene inobjetablemente un viaje a un pasado enriquecedor, donde cada piedra e inmueble tienen mucho que contar, muchos secretos que develar.

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